Dec 4, 2011

SI PERDEMOS EL MIEDO...

Confieso que después de doce años fuera de España hay noticias locales que se me escapan. Por eso cuando el otro día recibí un email en el que un amigo contaba en primera persona su experiencia como parte de un piquete que el sindicato CNT le montó a Jose Luis Moreno (el de los muñecos) por no pagarle a sus empleados, me quedé muy sorprendida. Yo no tenía ni idea de que este señor tiene muy mala fama dentro de su profesión (el mundo del espectáculo), o al menos, eso me repetían con cara de '¿pero tú en qué mundo vives?' los amigos a los que les repetía lo que contaba Iván en aquel correo. Eso me hizo pensar que quizás haya más gente como yo que aún le recuerda ejerciendo de simpático ventriloquo y no conoce su lado oscuro. Además, como en estos días que he pasado en España todos me hablaban apesadumbrados del futuro y toda esa energía intensa que se respiraba durante el apogeo del 15-M parece haberse esfumado, le propuse a Iván reproducir aquí su email para que la gente escuche una historia de injusticia laboral que gracias a la acción ciudadana acabó felizmente. La versión de Jose Luis Moreno no la he buscado pero esto es mi blog y aquí trato de dar voz a quien no la tiene.
Esto es lo que vivió Iván y estas son sus palabras:



Crónica de una alegría, y no es poco en tiempos tan grises...

Ayer le hicimos un piquete a José Luis Moreno (para quien no le conozca, tiene fama de ser el mafioso mayor de las artes escénicas en estas tierras). No éramos más de diez, pero íbamos bien armados de pitos, megáfonos y un bebé con muchas ganas de jarana. Nos plantamos en unos platós que tiene el tipo en un remoto polígono industrial para intentar reventar la grabación de la gala de fin de año que en ese momento estaban preparando. ¿El motivo? Que tenemos unas compañeras técnicas del sindicato que no cobran desde junio, y de las excusas, talones sin fondos y fintas varias, en la productora han pasado a no coger el teléfono o directamente a amenazar con represalias si se sigue insistiendo en cobrar... son las artes de tan casposo tipejo.

A la puerta del estudio, no menos de cinco mercedes clónicos (por lo visto tiene metidos en el ajo a la hija, la hermana, el sobrino, cuñados, etc., y todos usan idéntico transporte). Hacemos ruido y nos divertimos un rato, se asoman algunos trabajadores pero ninguno se atreve a unirse, ¡y eso que llevan casi medio año sin cobrar!! Desde luego este mundo no tiene remedio... a tragar con lo que sea, no vaya a ser que no nos vuelvan a llamar... para currar por la cara.

El caso es que a algunos de ellos les entregaron esta semana unos pagarés, y al ir a cobrarlos la cajera del banco hizo un precioso origami con ellos y los colocó en su colección. Como dijo ayer un compañero, "la próxima vez que me llamen pa currar voy y les firmo un 'trabajaré'".

Pues bien, en mitad de la fiesta aparece un mercedes aún más grande y brillante, se baja el chófer a abrir la puerta y -¡oh sorpresa!- el mismísimo Moreno, gordo y seboso como Jabba el Hutt, ataviado con chándal rojo y reloj de oro, a lo Tony Soprano, empujando sus carnes pa dentro con una cara de susto que no olvidaré en la vida, mientras nos abalanzamos sobre él pidiendo autógrafos y lanzándole piropillos... Sin violencia, por supuesto, que en la CNT también nos hemos hecho posmodernos... ;-)

A los cinco minutos llaman a Cris (una de las compañeras que está sin cobrar, que dio la cara y alborotó como el que más) al móvil. Es la (otrora esquiva) administradora de la empresa, y le dice que ya mismo les pagan si desmontamos el piquete. Un ratito más tarde se presenta el director financiero con 4.000 pavos en un sobre y las nóminas recién impresas para firmar. ¿Que no tienen dinero? ¿No pueden vender sólo uno de los mercedes? ¿Quién ha estado viviendo "por encima de sus posibilidades"?

Además, maravillas del 15M, tanto la pareja de la guardia civil como la patrulla de la policía local que se pasaron por allí nos preguntaron por el motivo de tan ruidosa fiesta y terminaron deseándonos suerte, tras una breve explicación del asunto que por allí nos traía y asegurándoles que no teníamos intención de cortar el tráfico.

Nunca un piquete de poco más de un par de horas fue tan efectivo. Nunca quedó más demostrado que nos están meando mientras siguen empeñados en convencernos de que llueve. Nunca se pudo ver más claro que la acción directa es la única opción que nos queda. Y eso que éramos diez, nada de manis de 50.000. Extrapolen tan poderosa fábula y tendrán la clave de lo que acontece (y lo que podría acontecer si perdemos el miedo).

Iván Martín