Dec 4, 2011

SI PERDEMOS EL MIEDO...

Confieso que después de doce años fuera de España hay noticias locales que se me escapan. Por eso cuando el otro día recibí un email en el que un amigo contaba en primera persona su experiencia como parte de un piquete que el sindicato CNT le montó a Jose Luis Moreno (el de los muñecos) por no pagarle a sus empleados, me quedé muy sorprendida. Yo no tenía ni idea de que este señor tiene muy mala fama dentro de su profesión (el mundo del espectáculo), o al menos, eso me repetían con cara de '¿pero tú en qué mundo vives?' los amigos a los que les repetía lo que contaba Iván en aquel correo. Eso me hizo pensar que quizás haya más gente como yo que aún le recuerda ejerciendo de simpático ventriloquo y no conoce su lado oscuro. Además, como en estos días que he pasado en España todos me hablaban apesadumbrados del futuro y toda esa energía intensa que se respiraba durante el apogeo del 15-M parece haberse esfumado, le propuse a Iván reproducir aquí su email para que la gente escuche una historia de injusticia laboral que gracias a la acción ciudadana acabó felizmente. La versión de Jose Luis Moreno no la he buscado pero esto es mi blog y aquí trato de dar voz a quien no la tiene.
Esto es lo que vivió Iván y estas son sus palabras:



Crónica de una alegría, y no es poco en tiempos tan grises...

Ayer le hicimos un piquete a José Luis Moreno (para quien no le conozca, tiene fama de ser el mafioso mayor de las artes escénicas en estas tierras). No éramos más de diez, pero íbamos bien armados de pitos, megáfonos y un bebé con muchas ganas de jarana. Nos plantamos en unos platós que tiene el tipo en un remoto polígono industrial para intentar reventar la grabación de la gala de fin de año que en ese momento estaban preparando. ¿El motivo? Que tenemos unas compañeras técnicas del sindicato que no cobran desde junio, y de las excusas, talones sin fondos y fintas varias, en la productora han pasado a no coger el teléfono o directamente a amenazar con represalias si se sigue insistiendo en cobrar... son las artes de tan casposo tipejo.

A la puerta del estudio, no menos de cinco mercedes clónicos (por lo visto tiene metidos en el ajo a la hija, la hermana, el sobrino, cuñados, etc., y todos usan idéntico transporte). Hacemos ruido y nos divertimos un rato, se asoman algunos trabajadores pero ninguno se atreve a unirse, ¡y eso que llevan casi medio año sin cobrar!! Desde luego este mundo no tiene remedio... a tragar con lo que sea, no vaya a ser que no nos vuelvan a llamar... para currar por la cara.

El caso es que a algunos de ellos les entregaron esta semana unos pagarés, y al ir a cobrarlos la cajera del banco hizo un precioso origami con ellos y los colocó en su colección. Como dijo ayer un compañero, "la próxima vez que me llamen pa currar voy y les firmo un 'trabajaré'".

Pues bien, en mitad de la fiesta aparece un mercedes aún más grande y brillante, se baja el chófer a abrir la puerta y -¡oh sorpresa!- el mismísimo Moreno, gordo y seboso como Jabba el Hutt, ataviado con chándal rojo y reloj de oro, a lo Tony Soprano, empujando sus carnes pa dentro con una cara de susto que no olvidaré en la vida, mientras nos abalanzamos sobre él pidiendo autógrafos y lanzándole piropillos... Sin violencia, por supuesto, que en la CNT también nos hemos hecho posmodernos... ;-)

A los cinco minutos llaman a Cris (una de las compañeras que está sin cobrar, que dio la cara y alborotó como el que más) al móvil. Es la (otrora esquiva) administradora de la empresa, y le dice que ya mismo les pagan si desmontamos el piquete. Un ratito más tarde se presenta el director financiero con 4.000 pavos en un sobre y las nóminas recién impresas para firmar. ¿Que no tienen dinero? ¿No pueden vender sólo uno de los mercedes? ¿Quién ha estado viviendo "por encima de sus posibilidades"?

Además, maravillas del 15M, tanto la pareja de la guardia civil como la patrulla de la policía local que se pasaron por allí nos preguntaron por el motivo de tan ruidosa fiesta y terminaron deseándonos suerte, tras una breve explicación del asunto que por allí nos traía y asegurándoles que no teníamos intención de cortar el tráfico.

Nunca un piquete de poco más de un par de horas fue tan efectivo. Nunca quedó más demostrado que nos están meando mientras siguen empeñados en convencernos de que llueve. Nunca se pudo ver más claro que la acción directa es la única opción que nos queda. Y eso que éramos diez, nada de manis de 50.000. Extrapolen tan poderosa fábula y tendrán la clave de lo que acontece (y lo que podría acontecer si perdemos el miedo).

Iván Martín

Nov 30, 2011

PERIODISTAS FRENTE A PERIODISMO Y CÓMICOS FRENTE A CELEBRIDADES

Aviso para navegantes: es un post largo que publico porque varios compañeros de profesión me lo han pedido. A los periodistas y a los cineastas quizás les interese, al resto quizás no tanto, pero aquí quedan estas palabras que dije hoy arropada por gente a la que quiero mucho en la cariñosa entrega del V Premio Paco Rabal de Periodismo Cultural que concede la fundación AISGE, la primera institución española que tomó la iniciativa de crear unos premios dedicados al periodismo cultural:

Este premio lleva el nombre de Paco Rabal, un magnífico actor al que no tuve el placer de conocer personalmente pero cuyas películas marcaron la infancia de toda mi generación, la última que creció con televisiones en blanco y negro, donde el abstracto y mediatizado concepto de glamour que hoy lo invade todo quedaba muy lejos. Un actor que pertenecía al mundo de lo que entonces en España se llamaban los cómicos, esos a los que Javier Bardem les dedicó su oscar, proclamando ante Hollywood el orgullo y la dignidad del oficio. Ni mi generación ni las sucesivas han conocido a los cómicos. Nosotros hemos aprendido a llamarles 'celebridades'.

Recuerdo que al poco de llegar a Nueva York, trabajando para un periódico regional español, me propusieron que escribiera una columna rosa dedicada precisamente a las noticias sobre las celebridades de Hollywood. No querían artículos sobre su trabajo sino sobre su vida privada, sus romances, sus kilos de más…Yo, muy digna, la rechacé y les dije que mientras no necesitara hacerlo por cuestiones económicas, prefería evitarlo. Años después, cuando comencé a colaborar para otro periódico, resultó que la sección de gente estaba creciendo y tomando protagonismo y mi economía, que no era precisamente boyante, no me permitió elegir.

Por un lado no puedo quejarme. Gracias a mis colaboraciones con periódicos y revistas he entrevistado a artistas fantásticos. Otras veces, en cambio, escribo sobre divorcios y kilos de más para esos mismos medios y lo digo con todo el cariño para quien me lo encarga, ya que en parte me da de comer. Porque lo crean o no, hoy los periodistas cobramos precios decentes por publicar en la sección de gente de un diario pero precios irrisorios por publicar en la de cultura o internacional, creando así una jerarquía económica que te obliga a preguntarte por qué un divorcio entre estrellas o una foto en bikini se paga bien y pasarte días mojado bajo un huracán, siguiendo el proceso creativo de un artista o tratando de entender y contar por qué un país se echa a las calles pidiendo una vida digna no te da ni para tabaco.

Me gustaría contaros cómo nació el post de este blog que el jurado ha decidido premiar (GRACIAS!).

Cuando viajé a Los Angeles para la entrega de los oscar no iba para escribir de cine, ni enviada por un periódico, ni tampoco iba a escribir para mi blog. Yo en realidad iba a escribir para una revista del corazón. Su director me había propuesto que hiciera una crónica “de glamour y vestidos” pero claro, cuando no escribes para la prensa rosa, lo miras con recelo así que, tras asegurarme de que no querían nada irrespetuoso y que sólo les interesaba una crónica sobre glamour, actrices y lo guapa que iba a estar Penélope, acepté. En el fondo era la misma crónica que podría haber publicado en la sección de gente de cualquier periódico de cualquier parte del planeta y dada la difícil situación económica por la que atravesamos hoy los periodistas freelance, decidí aceptar, pese a mis dudas (y además pagaban muy bien!). Supongo que son las mismas que asaltan a un actor cuando le ofrecen un guión que no le convence pero tiene que llegar a fin de mes.

Y fue al terminar de escribir aquella crónica cuando decidí contar en mi propio blog, por el puro placer de hacerlo, la historia que a mí realmente me había fascinado aquella noche: la de los party crashers de la fiesta de Vanity Fair, gente obsesionada con la fama hasta tal punto que es capaz de saltar de un tejado a otro para colarse en una fiesta de celebridades y salir en la foto. Era el público, como ha subrayado Asunción Balaguer, ése que a veces está tan loco que no deja vivir a los actores, pero sin el que, por otro lado, ellos tampoco podrían vivir.

Pero algo va mal en la industria de la prensa cuando los periodistas especializados en cultura nos vemos obligados a publicar en la prensa del corazón para llegar a fin de mes. Aunque seguramente la verdadera señal de alarma respecto a la situación por la que atraviesa la prensa tradicional esté quizás en que estos premios se los hayan dado a un artículo publicado en un blog y a otro publicado en una revista independiente como en la que firma Felipe Santos, (ganador del accésit) aunque eso SÍ sea una muy buena noticia para los periodistas. Muchos de nosotros hemos optado por buscar en ese tipo de plataformas la voz que en muchos casos cada vez nos cuesta más desarrollar en la prensa tradicional, donde el temor a perder lectores está llevando a cederle espacio a noticias que tradicionalmente estaban reservadas a otro tipo de prensa y eso hace que quede menos espacio y recursos para noticias que antes uno sí encontraba en los periódicos. Porque aunque Internet es infinito, el presupuesto de los medios no lo es, y en su intento por sobrevivir a su propia crisis, han cambiado sus prioridades.

Y supongo que por eso nacen plataformas de información independiente donde hoy se encuentran noticias de las que apenas se habla en otros medios. Incluso en los periódicos, los periodistas utilizan sus blogs para contar noticias que no pueden publicar como tales porque no hay sitio. Lo extraordinario es que eso también significa que hay esperanza para esta profesión, porque los periodistas como individuos no han tirado la toalla, aunque desde lo alto de la industria parezca claramente que sí. El problema ahora es cómo encontrar la forma para sobrevivir económicamente.

La mayoría de los periodistas amamos nuestra profesión. Nuestro guión es la realidad, y estamos enganchados a ella, y nos gusta tratar de entender lo que vemos y contar lo que importa. El problema es que en el periodismo cultural el lugar de lo que importa hace tiempo que lo ha ocupado el dinero. En Estados Unidos entrevistamos a muchos actores porque las grandes distribuidoras ofrecen fotos fabulosas de una estrella, que de repente aparece en todos los medios, como si su actuación fuera de oscar, aunque curiosamente nadie haya visto la película por la que se le han cedido tres páginas. Hacemos viajes para entrevistar a un escritor porque una editorial está dispuesta a pagar (o arruinarse) por ese viaje, algo que hace años los propios medios prohibían y ahora es la norma en toda la llamada prensa de calidad. Y así, la fina línea que divide la publicidad de la información se difumina y muchas películas pequeñas, o libros pequeños, o exposiciones pequeñas, sin posibilidad de gastarse millones en promoción, nunca llegan a la prensa. Y sólo aparecen cuando un periodista se pone muy pesado, se empeña y consigue que le hagan un hueco para un tema en el que cree, si es que lo consigue.

Por eso yo le quiero dedicar este premio a todos los periodistas que aún creen en el periodismo, los que consideran que ésta es una profesión que se construye pateándote las calles, prestándole atención a lo que quizás en apariencia no sea noticia, curioseando en lugares donde a menudo no hay focos ni flashes y sin embargo, hay grandes historias. Hacer trabajo de fondo no se traduce en noticias inmediatas, que es lo que el frenesí digital nos está obligando a hacer para crear información de consumo rápido. Pero la información, como la sanidad o la educación, no debería medirse como un producto de consumo porque su valor y su poder afecta a la vida de las personas, ya sea cuando se escribe sobre una guerra, o sobre un estreno de cine.

Quizás por qué soy hija de dos artistas, Miranda D'amico y Agustín Celis, creo que en el poder de las artes para contribuir a los cambios sociales. Somos una cultura en transición. Música, libros, cine, teatro.. son una ventana a esta sociedad que atraviesa por un momento de cambio que amenaza a las grandes estructuras empresariales pero que le da voz al individuo y por tanto al periodista. Los artistas juegan un rol fundamental en este mundo en turbulencia y creo que el periodismo cultural tiene la responsabilidad de reflejar la variedad de esa cultura, y no puede limitarse a que nos sentemos tras un ordenador a copiar y pegar sin reflexionar lo que aparece en twitter.

En Madrid y en Nueva York la gente ha ocupado la calle para reclamar un cambio de rumbo, para cuestionar el camino que se ha tomado frente a la crisis, para discutir el estatus quo y para buscar alternativas posibles. De igual modo, creo que hoy muchos periodistas se cuestionan el rumbo que los medios han tomado frente a la crisis de su industria y aunque económicamente lo estamos pasando muy mal, yo quiero pedirles que sigan creyendo en su profesión, y que no se rindan. Este premio se lo dedico a todos esos periodistas, a los que creen en la importancia de un trabajo grande construido a base de historias pequeñas, a los que siguen buscando porqués y en particular, a mis compañeros de profesión en Nueva York Idoya Noain, Mercedes Gallego, Ana Nieto, Carlos Fresneda, Julio Valdeón, Sandro Pozzi y Julio Anguita, (quien, maldita sea, ya no está entre nosotros). Se lo dedico a todos ellos, por no rendirse y sobre todo, por no permitir que yo me rinda. Además también se lo dedico a mi querido grupo I +D, (esto es en clave pero ellos saben quien son). A todos, y a la AISGE por este premio, GRACIAS!!!!!

PD: le debo sin duda un gracias público a la persona que me encargó escribir la crónica para aquella revista del corazón. Sin ese encargo, yo aquel día no hubiera llegado a bloguear. Gracias Luis!

Roja como un pimiento entre la gran Pilar Bardem y la gran Asunción Balaguer, viuda de Paco Rabal, que me entregaron el premio.

Nov 8, 2011

ARTE DE AYER PARA UNA CRISIS DE HOY Y OTROS DEVANEOS CREATIVOS

Frozen Assets, Diego Rivera, 1931-32

Es inevitable no hacer asociaciones entre el mundo descrito en el fantástico mural de Diego Rivera que esta mañana pude ver en el MOMA y el mundo actual. La sociedad ha cambiado bastante desde que él firmara aquella obra en 1932 aunque el mundo del arte sin duda tiene otro aroma. A finales de los años veinte los multimillonarios Rockefeller financiaban los murales del artista mexicano, quien podía hablar abiertamente de las desigualdades sociales y atreverse a pintar (y encima vender) esas obras en las que criticaba a sus mecenas. Eso no le impedía, quizás hipocritamente, irse de copas con ellos (y por supuesto dejar que pagaran la factura). Es cierto que no se lo toleraban todo: le obligaron a borrar un mural en el que además de mostrar el rostro de Lenin, -que a Rockefeller no le molestaba excesivamente pese al mito que hay entorno a esta historia-, se veía al propio patriarca de la familia desmelenado bebiendo martinis entre las masas -y eso sí que no se podía tolerar-. Pero aún así, aquí está este fantástico mural que hizo para el MOMA -un museo que tanto entonces como ahora vivía del dinero de las familias ricas- que reproduce de forma escalofriante un mundo en crisis demasiado parecido al de hoy.

La prensa entonces también era diferente. La revista Fortune, creada para informar a esos mismos grandes capitalistas del devenir de la economía, se atrevía a encargarle a un rojo como Rivera portadas en las que él dibujaba precisamente la plaza roja de Moscú. Pero los americanos también eran distintos: millones de ellos, entregados a las luchas sindicales, aún se declaraban 'de izquierdas', una palabra que aún no había adquirido el estigma que cayó sobre ella tras la II Guerra Mundial y la posterior 'caza de brujas'.

La exposición de Rivera Murales para el MOMA (que se inaugura el dia 13), me ha hecho pensar en qué tipo de arte saldrá de la actual crisis. Hace poco escribí sobre ello, y me remitía al director de Hyperallergic, quien decía que harán falta muchos años para que veamos creaciones realmente interesantes fruto de la reflexión entorno a la crisis. Curiosamente tras el crash del 29, Rivera y o artistas como George Grosz (en la Alemania semi aniquilada post I Guerra Mundial), fueron capaces de producir obras maestras casi en el acto.

De momento, en el Nueva York de Occupy Wall Street, estás son algunas de las iniciativas creadoras que ya han surgido de la protesta y que he descubierto hace poco. De algunas soy fan, de otras tengo mis dudas:

Un grupo de 1200 escritores que incluye a Salman Rushdie, Jonathan Lethem, Jorie Graham o Francine Prose que se ha unido para escribir relatos, poesias o impresiones relacionadas con el movimiento homónimo. Muchos de sus textos ya se pueden leer en esa web. Se recomienda paciencia para bucear en ellos pero es innegable que los escritores saben hacer algo bien: escribir.

Una iniciativa similar pero de cineastas, en su mayoría documentalistas, aunque fuera de este grupo hay maestros como Jem Cohen que ya se ha puesto a trabajar. El cineasta experimental ha realizado cinco cortos sobre Occupy Wall Street llamados NEWSREELS, que ha dedicado a los que considera sus maestros: Jean Vigo, Jori Ivens, Humphrey Jennings, Agnés Varda y Chris Maker. Un señor muy diferente a Cohen es Jonathan Demme, que también se ha colocado una cámara al hombro y ha filmado este corto documental que ha colgado en Youtube. No he visto los de Cohen pero tras ver el de Demme es difícil no desear que el director de El silencio de los corderos regrese a Hollywood cuanto antes a seguir haciendo eso que tan bien sabe hacer, ficción hollywoodiensemente entretenida, en lugar de cortos documentales de turista.

-Por último me gustaría señalar el esfuerzo de la gente que integra Wall Street Occupennial, que está montando una excelente base de datos online con todas las iniciativas artísticas nacidas de esta protesta en todas las areas de la creación.

Nov 3, 2011

LA FALSA LIBERTAD DE PODER ELEGIR



En Estados Unidos he aprendido una cosa: la libertad aquí se mide en función de la cantidad de cereales y detergentes a los que tienes acceso en el supermercado. La creencia popular es que a mayor variedad de marcas, mayor libertad. La sensación al entrar en cualquier tienda es sencillamente abrumadora. ¡Oh, Dios, cuánta libertad! En política se crea exactamente la misma ficción: somos libres porque podemos elegir entre muchos. En la práctica, resulta que elegimos entre dos. Igual que en el supermercado, donde lo que más se vende suelen ser las marcas que 'nos suenan', es decir, aquellas que tienen suficiente dinero como para publicitarse. O sea, como en política. En Estados Unidos eso además está exacerbado ya que los partidos pueden aceptar dinero practicamente de cualquiera y suele ocurrir que el presidente más votado es el que más dinero tenía para hacer campaña. Aquí no hay retórica sino números: Barack Obama se gastó más de 700 millones de dólares en su campaña en 2008, más del doble que su rival John McCain. Y Bush también batió records de cartera cuando ganó a Al Gore en 2000.

Pero en las elecciones que ya planean sobre Estados Unidos este año entra un nuevo jugador que hasta ahora tenía que hacer maniobras de camuflaje para colarse en las campañas (había limitaciones a la financiación electoral) y ahora tiene el camino completamente libre para apropiarse sin pudor de los hilos de la política: las grandes empresas, las corporaciones, en una palabra, el dinero de ese 1% contra el que miles de personas siguen acudiendo cada día al parque Zuccotti en Wall Street -o a otras protestas del país, como las de Oakland, que ayer vio como su puerto, el quinto más activo del mapa estadounidense, se veía obligado a suspender sus operaciones durante cinco horas por la presión de 3000 manifestantes-.

En 2010 el Tribunal Supremo estadounidense dictó una sentencia que cuando la historia la mire en retrospectiva obligará a todo el país a avergonzarse: se la conoce como el Citizens United ruling, fruto de la denuncia de la organización conservadora Citizens United versus Federal Election Commision. La sentencia otorga a las empresas los mismos derechos que a los ciudadanos estadounidenses, conviertiéndolas en ciudadanos de facto. Si las empresas también son ciudadanos, tienen todo el derecho de acogerse a la primera enmienda y por tanto es inconstitucional limitar y regular el dinero que se gastan para influir en las elecciones. Es decir, que si antes había ciertos límites a esas contribuciones, este año en cambio, todo el monte es orégano.

Ayer dos congresistas que sin duda también contaron con contribuciones empresariales para ser elegidos - nadie llega a la política en este país sin ellas- propusieron en el Congreso una enmienda constitucional que permitiría a esa institución regular las contribuciones y por tanto revocar esa sentencia. Parece que a algunos políticos aún les queda un poco de conciencia aunque el sentido común abandonó a nuestros dirigentes hace años y hoy hay que ir a buscarlo a otros foros de diálogo, como el parque Zuccotti, o la basura.
No es coña. Ayer, dentro del festival Performa 11, vi a un artista ruso que se pasó veinte minutos metido boca abajo haciendo el pino dentro de un cubo de basura. Es donde nos hemos metido todos permitiendo que los políticos jueguen con nuestro futuro sin control y se vendan descaradamente. Y lo que el 15-M u Occupy Wall Street me hacen pensar es que la gente se ha cansado de hacer el pino en este contexto económico y político tan deprimente y surrealista como la mencionada performance. Y hay demasiada basura como para quedarse quieto mirando al fondo del cubo.

Oct 27, 2011

HAPPINESS HAS TO BE SHARED, ALWAYS!

Porque creo que lo bueno (y lo malo) es más saludable cuando se comparte, hoy quiero cederle aquí espacio a Felipe Santos, junto al que tengo el gusto de haber ganado el V Premio Paco Rabal de Periodismo Cultural que concede la Fundación AISGE. No le conozco, pero estoy deseando felicitarle en persona por su perfil de la gran coreógrafa Pina Bausch, -(Omar Khan, esto te lo dedico a tí por tus esfuerzos por mantener viva la danza en los papeles a través de SusyQ)-
Reproduzco aquí el primer párrafo de un trabajo que fue publicado por la revista Política, Cultura y Arte , que por cierto, no conocía y también aconsejo, aunque aún tengo que explorarla bien. De momento puedo decir que no es una oda al diseño y sí a los contenidos, lo cual, desde mi en exceso 'fashionable' Nueva York, yo agradezco mucho.
(nota:Abajo añado información sobre mi propio blog, para quienes no lo conocían):

EL MIEDO CREADOR DE PINA BAUSCH (por Felipe Santos)

Pina Bausch tenía un semblante troyano, como el de aquellas mujeres que los aqueos dejaron tras de sí después de tomar la ciudad. Su mirada decía extraviada, a medio camino entre el sueño y la vigilia, similar a la que el dolor debió dejar en el rostro de Hécuba, Casandra o Andrómaca cuando vieron a sus familiares muertos y Troya arrasada por las llamas. “Yo fui una gran tímida de niña. Y vivía con mucho susto, un sentimiento que aún conservo y que, en parte, ha sido mi motor. El miedo mueve. El miedo hace crear porque tú quieres inventarte un mundo donde tus ideas y tus sueños funcionen”.

Pina Bausch (c) Atsushi Iijima

Así es como se fue a estudiar a la Juilliard School de Nueva York, con la inseguridad de quien ve en la desproporción de la metrópoli -y más si la comparaba con su Solingen natal- la magnitud del abismo al que se acercaba. Por suerte, los profesores que allí la esperaban dieron el empujón final a un talento que empezó a fraguarse bajo las mesas del restaurante que regentaba su padre, donde se sentaba a cavilar en mundos imaginarios. Sólo salía de allí para, de vez en cuando, divertir a la clientela con bailes improvisados.
Continuar leyendo aqui.

PD: el post de Crónicas Barbaras premiado lo podéis leer aquí.
Y para quienes no conocían este blog, decirles que nació así, aunque en realidad el primer post se me ocurrió poco antes, en este momento que necesitaba contar y no tenía donde. Solía escribir a veces en inglés, y a veces en español, que es como uno piensa tras pasar once años en un país que habla otra lengua, aunque durante el último año apenas he escrito por falta de tiempo. El premio que acabo de recibir lo interpreto como una señal luminosa para seguir adelante con un blog que en realidad me ha dado sólo alegrías. Y es posible que lo desdoble en breve para separar el inglés del español y no confundir a quienes no leen en ese idioma. Gracias por visitarlo. Sin lectores los blogs mueren!

Oct 20, 2011

OCCUPY EDUCATION STREET




Poco importa que haya mucha gente tratando de minimizar la importancia de Occupy Wall Street. En el seno del movimiento siguen ocurriendo cosas y poco tienen que ver con el folklore que tiende a ser reproducido en la prensa. Más allá de las pancartas variopintas, de las declaraciones variadas de los habitantes de Zuccotti Park, de cómo vistan o quién les alimente, que parecen ser los temas preferidos por televisiones y periódicos, los grupos de trabajo surgidos de esa plaza siguen creciendo y trabajando. El de educación, que comenzó con ocho personas hace una semana, ya tiene más de 150, según me contaba hoy uno de sus miembros, y una serie de aliados estelares, entre ellos la New School University, cuyos profesores manifestaron su apoyo oficial al movimiento a principios de mes y ahora trabajan en una idea que yo calificaría de maravillosamente radical, en el sentido positivo del término 'radical': comenzar a llevar sus clases a la plaza y preparar un programa de estudios para una posible universidad nómada.

Nueva York aglutina gente con mucho talento, y ese talento también ha optado por apoyar OWS. Si la clave de casi todo está en la educación, (y en Estados Unidos la falta de ella explica muchos de sus problemas) me parece muy significativo que profesores de la que en su día fue una de las universidades más progresistas del país, nacida con la finalidad "de enseñar como fin en sí mismo y no de limitarse a la profesionalización", se impliquen activamente en este movimiento. Que nadie espere demandas concretas dirigidas a los políticos. De lo que se trata es de crear estructuras nuevas en las que la política, tal y como está concebida hoy en día, no tiene espacio. Nadie tiene ningún interés en 'destruir el sistema'. No hace falta desperdiciar energía en eso. Lo interesante es la idea de construir otro diferente basado en el sentido común y alejado de los intereses y corruptelas que pueblan el que está vigente.

También hay profesores de Columbia University, de CUNY y de otros centros, a los que hoy sólo se accede pagando miles de dólares, dispuestos a trabajar en el proyecto. Mientras, los de secundaria ya han empezado a llevar a sus alumnos a Zuccotti Park para darles clase 'in situ' sobre derechos civiles. No recuerdo que eso ocurriera en los encuentros del Tea Party. Por algo será.

Soy hija de un pintor que además enseñaba en la facultad de arquitectura y muchos de sus alumnos, que luego fueron mis amigos, me hablaron de cómo les marcó mi padre. A mí también me marcaron algunos buenos profesores. Te pueden cambiar la vida. Por eso creo que si la educación se implica en Occupy Wall Street, es noticia. Y muy buena.

Hay muchas más cosas que contar que no están escritas en las pancartas. Prometo hacerlo en cuanto el pluriempleo me deje un minuto (Yo también soy el 99%).

Oct 16, 2011

PEQUEÑAS ESCENAS INDIGNADAS

Toda revolución, o amago de ella, incluye grandes y pequeñas escenas. Las grandes son las que de una u otra forma llegan a la prensa y al público y generan noticias, análisis sesudos, tribunas de opinión y con suerte, hasta cambios económicos y políticos reales. La manifestación del 15 de Octubre en Times Square y en cientos de ciudades del mundo pertenece sin duda al grupo de las grandes escenas.

Occupy Wall Street in Times Square
Foto de John de Guzman. 15 octubre 2011. Times Square.
(El sistema de 'corralitos' en las manifestaciones neoyorquinas impide que la masa se junte, evita que las fotos sean más espectaculares y rompe la energía que consiguiría una masa compacta. Aún así en Times Square hubo al menos 10.000 personas)

Las pequeñas escenas son las que se viven a diario, fogonazos de humanidad, que incluyen nuestras pequeñas alegrías y miserias personales en medio de algo mucho más grande y que, pese a ser anécdotas, a veces también ilustran esa revolución. Después de pasarme un mes cubriendo las protestas del movimiento Occupy Wall Street hay algunos momentos pequeños que me gustaría compartir:

-Ilustrando la crisis 1:
-7 de octubre, Washington Square Park. Los ocupantes de Liberty Square se han trasladado por un día a Washington Square y celebran una asamblea. La plaza está rodeada de coches patrulla, lecheras y de policías porra en mano. Se acaba la asamblea, me doy una vuelta y decido irme a casa, no creo que haya nada nuevo que escribir hoy. Voy a subirme a mi bicicleta y resulta que se le ha salido la cadena. Despotrico y trato de arreglarla sin éxito. En ese momento una furgoneta llena de policías aparca delante. Se bajan. Me observan y me dicen: ¿necesitas ayuda? "Hombre pues sí, muchas gracias!". Se manchan las manos de grasa y muy amablemente colocan otra vez la cadena en su sitio. Sonríen y hasta tontean un poco. Al final me atrevo a preguntarles: "Perdona pero... ¿tenéis intención de arrestar a mucha gente hoy? "¿Por qué? ¿Planeas hacer algo?". "No, soy periodista, pero desde que los indignados se indignan me ha tocado trabajar todos los fines de semana y esperaba poder descansar hoy pero veo mucha policía por aquí y si hay muchos arrestos seguro que me llaman del periódico para escribirlo". "Hombre, si te soy sincero, a nosotros la protesta no nos viene mal, estamos cobrando muchas horas extras y las pagan muy bien. Nuestros sueldos no son muy allá". "Qué suerte, yo no cobro horas extras, ni sábados, ni domingos. Ni siquiera tengo un sueldo". "Ya, es que vuestra profesión está muy mal". "Pues sí, muy mal". "En fin...". "En fin..."...

-Ilustrando la crisis 2:
-En Liberty Square. "Y usted, ¿a qué se dedica?". "Soy periodista". "No se quejará. Le estamos dando mucho trabajo". " ¿Y usted qué hace?" "Estoy en paro. Pero mire la paradoja, mi falta de trabajo le da usted de comer. Y si no, siempre puede venirse aquí a comer pizza. El occupy special es un hit"...

-Valorando la asistencia a una manifestación:
14 de octubre. Seis de la mañana. Llegó tarde la convocatoria montada para frenar el desalojo de Liberty Square. Llamo a otra periodista: "¿Estás ya ahí?". "Sí". "¿Hay mucha gente?". "Uf, esto está petao". "¿Como el día de la manifestación?". "Pues sí, la plaza a rebosar. Para que te hagas una idea no hay manera de encontrar aparcamiento para la bici".

-La revolución no descansa. Y cansa!
Saliendo de Liberty Square me encuentro en el metro con una activista que conozco. Aprovecho para entrevistarla y luego nos ponemos a hablar de otras cosas. "¿Adonde vas?", le pregunto. "A comprar un filtro para mi acuario. Mi tortuga no puede más. Llevo un mes viviendo en Wall Street. Mi vida es un caos. No tengo tiempo ni de poner la lavadora. Y estoy cansadísima". "Ya, yo también. Pensaba descansar el sábado pero está la convocatoria del 15-O. Yo estoy encantada con la revolución pero... ¿no os podríais indignar en lunes?". Risas. "Ya, yo también lo he pensado pero la revolución no descansa".

-Percepciones de una revolución:
Washington Square, 12 de la noche, 15 de octubre. Después de una asamblea masiva un pequeño grupo de unos 100 indignados se debate entre intentar ocupar la plaza o volver a Zuccotti Park. Varios de ellos le cantan guitarra en mano una divertida versión del clásico de Ben E. King Stand by me (la letra adaptada al momento dice 'NYPD stand by me') a un ejército de al menos 400 policías (la policía neoyorquina siempre fue muy exagerada) desplegados para evitar que ocupen la plaza. Las pizzas de Liberatos (la pizzeria oficial de la ocupación) acaban de llegar humeantes y corren entre los indignados. De repente oigo esta conversación:
- ¿Qué te parece todo esto de Occupy Wall Street?
-Mucha policía y mucha pizza gratis. Pero con tanta policía no consigo disfrutar de toda esta pizza. Comería más a gusto si no me estuvieran todos mirando.

Sep 10, 2011

PORNOGRAFÍA EMOCIONAL DE UNA CATÁSTROFE

Hace dos semanas que los neoyorquinos somos nuevamente víctimas del 11S. Pero esta vez el culpable no es ese enemigo indefinido llamado terrorismo si no nuestra prensa, nuestro gobierno, nuestras instituciones culturales y hasta nuestros intelectuales, culpables por ausencia (¿dónde están???). Vivimos sumergidos en la pornografía visual y emocional del 11S y yo, como muchos neoyorquinos, me declaro saturada y horrorizada, sobre todo ante la lluvia de imágenes que incitan a la lágrima fácil y ante la ausencia de análisis crítico tanto en lo que leo como en lo que veo en televisión o incluso entre las muchas exposiciones y actos culturales que explican/explotan el ubicuo logo 'aniversario 11s'. Me siento como el protagonista de aquella escena de La Naranja Mecánica, de Stanley Kubrick, al que sentaban frente a un monitor, le mantenían los ojos abiertos a la fuerza y le obligaban a devorar contra su voluntad millones de imágenes de violencia 'para curarle'. A nosotros, en cambio, se limitan a inyectarnos una nueva dosis de miedo, para que no podamos disfrutar de la paz que el paso del tiempo otorga a quienes han sufrido. Una amiga me comentaba esta mañana: "Me sorprende cómo nos prohibieron ver las imágenes de la gente que se tiraba por las ventanas cuando aquello ocurrió, aunque las de los aviones estrellándose se repetían a todas horas. Diez años después no sólo podemos verlas todas si no que nos las disparan sin filtro, sin pudor, 24 horas al día, con la excusa de que la ciudad está conmemorando la tragedia y ya está lista para ver ciertas cosas". A los muertos iraquíes o afganos, después de una década, aún no los he visto. Pero lo realmente terrible es que la ciudad no está llorando a sus muertos o celebrando un luto, simplemente se ha entregado al bombardeo visual despiadado, tortura y terrorismo emocional en estado puro.

Ayer miraba unas fotografías de la zona cero en una de las múltiples exposiciones dedicadas al tema y trataba de entender por qué me entraba dolor de estómago y se me saltaban las lágrimas. "Te estaban removiendo un trauma" me dice una compañera. Y así llevo dos semanas. Otros amigos en cambio, que no vivieron los atentados en la ciudad, me decían frente a las mismas fotos: “A mi me aburren” o, “artísticamente no me dicen nada, son solo un documento”, o “no me dan la dimensión del desastre”, pero sobre todo, “me dan igual, he visto demasiadas”.

No debe ser científicamente correcto medir los 'niveles' de trauma aunque me atrevería a decir que comparado con el que sufrieron los ruandeses que sobrevivieron al genocidio de un millón de personas en su país, o para los iraquíes que han aguantado una guerra de ocho años, o para los yugoslavos que estuvieron sitiados en Sarajevo, "nuestro trauma", exceptuando a aquellos a los que la muerte les tocó de cerca, es una nimiedad. Al fin y al cabo, apenas duró una mañana. Y al día siguiente, nos animaron a salir de compras, que es como dicen que se solucionan todos nuestros problemas en este siglo (aunque a juzgar por los números todos nuestros políticos llevan al menos diez años equivocándose).

Pero aunque nuestro trauma fuera pequeño en comparación a la actual hambruna de Somalia, por ejemplo, no existe otro trauma en la historia tan documentado y tan mediatica y políticamente explotado. Desde el 12 de septiembre del 2001, todo el planeta ha vivido bajo el discurso del miedo, y diez años después, ahí seguimos. Tras la muerte de Bin Laden el discurso no ha cambiado si no que se ha vuelto aún más sofisticado, como corroboramos otra vez estos días, cuando nos vuelven a elevar las alarmas terroristas contra un enemigo, ‘el otro’, desconocido, indefinido, sin rostro, ni nombre y por tanto mucho más amenazador que el propio Bin Laden, (que con el pasar de los años era casi como de la familia!).

Para el resto del mundo el 11S fue un espectáculo visual, fascinante e hipnótico en el que estos días se regocija la prensa mundial y local con un desparpajo obsceno. La vergonzosa explotación visual de los atentados me ha vuelto a provocar los ataques de ansiedad que tuve después del 11S, tras vivir durante meses en una ciudad físicamente tomada por soldados y policías armados como en una dictadura. Fue quizás la época más oscura de Nueva York, cuando una palabra tiñó nuestro otoño, ántrax, y la psicosis era tal que hasta el azúcar era sospechoso; las sirenas de bomberos y ambulancias nunca dejaban de sonar, los aviones surcando el cielo te hacían dudar, y el olor inconfundible y desasosegador de la zona cero era nuestro desayuno diario, sobre todo si eras periodista y te tocaba pasar tus jornadas por allí. Y si hacías demasiadas preguntas, y encima eras extranjero, te miraban con desconfianza y te tachaban de anti patriota. La prensa estadounidense enloqueció, exactamente igual que ahora y el espíritu Judith Miller tomó por asalto incluso a los diarios más respetables, idiotizando su capacidad crítica.

He tenido la suerte de tener que escribir poco sobre este aniversario y por tanto no he tenido que alimentar 'el monstruo'. Aún así, como simple ciudadana, si yo estoy sufriendo estos días, no me quiero ni imaginar cómo lo están pasando quienes perdieron su casa, su trabajo, su negocio, sus padres, sus hijos o sus amigos. Lo repito, terrorismo emocional. No hay posibilidad de saber qué pasa en el mundo. Una vez más, "el mundo empieza y acaba en Nueva York. Y por favor, recuerde, tenga usted miedo" parecen decirnos a través de fotos de bomberos rotos de dolor, de niños que dibujan aviones o de nubes de polvo sobre oficinistas que huyen de Manhattan.

Pero hay quien ha sabido ir más allá de ese morbo violento que busca carroña entre las memorias de bomberos y familiares y ha hecho reflexiones verdaderamente interesantes sobre este mundo post 11S. "Hace falta cambiar el pensamiento relacionado con el 11S. La respuesta política al 11S ha sido lamentable" escriben dos filósofos británicos, Brian Evans y Simon Critchley en un artículo en el que hablan de las bases del documental Ten Years of Terror, que tuve la suerte de ver en el Guggenheim -aún hay proyecciones el lunes y el martes- y que realmente ha sido la reflexión más interesante sobre los atentados con la que me he tropezado. Desde el domingo 11S las entrevistas que forman ese documental también estarán online en la web histories of violence ,donde pensadores como Noam Chomsky o Saskia Sasse nos dan su visión histórica y teórica sobre aquella fecha y su relación con la violencia . Porque los atentados, más allá de su impacto contra la ciudad o el planeta, marcaron una nueva etapa de violencia de los gobiernos contra sus habitantes. Ofuscados por tantas fotografías de héroes carbonizados y torres en llamas que invitan al miedo y la congoja, estos días resulta fácil olvidarse de que ése es el verdadero y único significado de los atentados. Mi amigo el periodista Julio Anguita Parrado fue una de las víctimas de esa violencia, como lo han sido los cientos de miles de víctimas de las dos guerras 'economico-santas' nacidas del 11S. En homenaje a ellos creo que mañana, 11S, apagaré la televisión, no leeré los periódicos y por primera vez en mi vida me iré sonriente a un desfile de la semana de la moda contenta de entrar en el universo-burbuja del dedal y feliz de escapar, al menos por un día, del universo enfermizo creado alrededor de este aniversario.

Brian Massumi, uno de los pensadores del documental Ten Years of Terror analiza con ironía la ideología del absurdo construida tras los atentados.

Aug 7, 2011

Adiós al Manhattan que fue bohemio



Publicado hoy en El Pais pero al ser un tema muy neoyorquino me lo he traído al blog y he añadido alguna cosa más:

Esa imagen de Nueva York que el cine, la literatura, el arte y la música del siglo XX cincelaron en el imaginario colectivo del planeta ya no existe en el mundo real. Hoy es simplemente leyenda, nostalgia y mitomanía. Cuando está a punto de cumplirse el décimo aniversario de los atentados del 11-S resulta significativo pensar que, indirectamente, aquella tragedia marcó un punto y aparte en la vida cultural de una ciudad que en los años previos a aquel ataque ya había puesto rumbo al orden, el control y la dictadura del dinero -tres conceptos siempre inherentes al alma de Manhattan pero de los que una gran parte de la cultura siempre había conseguido zafarse gracias a la existencia de barrios sin ley dentro de la isla-.

Pero tras el 11-S la ley se impuso, el proceso se aceleró y ya no hubo escapatoria. Entre el estado policial que se creó en Nueva York durante los años que siguieron a los ataques y la lluvia de billetes que caracterizó la mitad de la década, con el consiguiente boom inmobiliario, la isla a la que le cantaron Bob Dylan, Lou Reed, Patti Smith o Leonard Cohen fue sacudiéndose de encima todos los resquicios de su pasado bohemio y transformándose en un lugar cada vez más inaccesible para la cultura no avalada por instituciones, tarjetas de crédito o celebridades. Por eso era solo cuestión de tiempo que los grandes templos del underground de antaño fueran eliminados sistemáticamente a medida que Manhattan se llenaba de edificios residenciales, restaurantes caros, boutiques coquetas y hoteles con bares de moda en sus tejados. La sustitución de unos por otros ha durado exactamente una década.

Las víctimas son más que célebres: el CBGB, que vio nacer el punk rock y Los Ramones; el Tonic, donde John Zorn experimentó con el ruido; la Amato Opera, donde los amantes de ese género podían asistir a funciones por unos pocos dólares... El motivo siempre era el mismo: el precio de sus alquileres había subido demasiado y los dueños ya no podían pagarlo. En su lugar ahora hay odas arquitectónicas al cristal y tiendas de lujo, protagonistas del paisaje del Manhattan de hoy. El mes pasado, dos de los últimos vestigios del siglo XX cerraban sus puertas para entrar en el mundo de la nostalgia: el hotel Chelsea y el Mars Bar.

Del hotel Chelsea, hogar de poetas, cantantes y artistas rebeldes de múltiples generaciones (de Dylan Thomas a Allen Gingsberg), se ha dicho y escrito todo. Su futuro parece unido a su venta y reconversión en un edificio de apartamentos de lujo, como le ocurrió al hotel Plaza. El Mars Bar, en el East Village, fue parada obligada de espíritus indómitos cuando los taxistas no se atrevían a ir más al este de la segunda avenida a mediados de los ochenta por miedo a ser asaltados. Fue antro oscuro de grafitis roñosos, cerveza barata, olor a orín, rock clásico y clientela excéntrica, una isla en un barrio hoy entregado a los locales con velas perfumadas y chicas con mechas y bolsos de Louis Vuitton. En su lugar pronto habrá un rascacielos con apartamentos para millonarios.

La cultura underground neoyorquina viajó del West Village en los sesenta, al Soho en los setenta, al East Village en los ochenta y los noventa. Pero no es necesario llorar del todo su muerte: las nuevas fronteras están ahora al otro lado del East River, en Queens y en Brooklyn, donde florece la cultura alternativa del siglo XXI y los artistas aún pueden hacer locuras en libertad. Quizás dentro de 100 años alguien escriba un artículo llorando su pérdida, pero para entonces ya habrán nacido Los Ramones, Gingsberg o Basquiat de este siglo. Y su historia se habrá escrito en esos otros barrios que también son Nueva York.

PD: me faltó contar muchas cosas, como que aún sobrevive el Max Fish en la calle Ludlow, salvado in extremis el pasado invierno o que hay pequeños teatros y colectivos artísticos como The Kitchen aún en la brecha y que como consecuencia de la crisis en los últimos meses han aparecido pequeñas islas underground en el corazón de Manhattan, pero aún no sé si son anécdota temporal o están aquí para quedarse. Y no me gusta hacer predicciones. Esperaremos.


Aug 4, 2011

The top 1%

I am writing different stories related to poverty, race, rents, money and reading about young people protesting inequalities in Chile and Spain. In my research I came across this Al Jazeera report about the top 1% of Americans, the wealthiest ones, and how the inequalities among rich and poor people have grown as big as a century ago. Very well explained, specially for those who couldn't understand what exactly was at stake during the fight to raise the debt ceiling in Congress last month.

The top 1% - Fault Lines - Al Jazeera English

Jun 20, 2011

CAMINO DE CHILE

As you all can see, I didn't have any time to get my blog on track. I admire those people that work all day long and still blog every day. I can't. Besides two jobs, I also have a movie still traveling the world. After hitting three festivals here comes the fourth, FIDOCS, Festival Internacional de Documentales de Santiago de Chile. Surviving Amina is part of Panorama Internacional section and there will be two screenings:
Jun 20 at 3,30pm at Centro de Arte Alameda and Jun 22 at 7,30pm at Lascarria 90. I won't be able to attend the first screening but I will be there for the second. Si estás en Santiago, Chile, acércate!

May 19, 2011

Quiero un MAYO del 2011 con final feliz!

Foto robada a mi amigo Ivan

Hay quien no cree en la espontaneidad de las protestas que hoy recorren España. Hay quien tampoco cree que sean legítimas por llegar con años de retraso respecto a los problemas que acucian desde hace demasiado tiempo a los jóvenes y a toda la sociedad española. Hay quien hasta las tacha de irrespetuosas. Peor para ellos. Se están perdiendo el disfrutar y sobre todo el participar de uno de los momentos más interesantes y necesarios que ha vivido la sociedad española en décadas.

Visto desde la lejanía, y después de haberme indignado durante años al ver a hordas de españoles absolutamente enajenados, invadiendo las tiendas de Broadway armados con euros poderosos y consumiendo como poseídos, como si nada fuera más necesario que volver a casa cargados de trofeos neoyorquinos, ciertamente tengo que decir ¡ ya era hora!, pero sobre todo quiero decir ¡qué bien, la gente ha despertado!

En Estados Unidos las protestas de los ciudadanos contra sus políticos y sus banqueros tras la crisis tampoco han llegado a tiempo, de hecho no han llegado aún. Lo más parecido fue lo que ocurrió en Wisconsin, cuando el gobernador anunció el pasado invierno que se cargaba todos los derechos sindicales de los funcionarios de un plumazo. Durante semanas Madison, la capital del estado, se convirtió en la zona cero de lo que parecía podría convertirse en una revolución a escala nacional. Lamentablemente no llegó a ocurrir, aunque sus protestas duraron casi dos meses y de repente, miles de personas al menos se hicieron preguntas. Pero no fue a más y eso me entristece, porque en este país, más que en ningún otro, la democracia demuestra a fuego todas sus contradicciones, y la peor de ellas, la brecha entre ricos y pobres (con todo lo que eso conlleva), se ha disparado en la última década a unos niveles nunca conocidos en la historia de la democracia (os recomiendo además estos reveladores gráficos).

Cuando estalló la crisis aquí se deberían haber hecho acampadas de meses, quemado bancos, y salvando las distancias con la edad media, haber juzgado en la plaza pública a mucha gente, y no precisamente a Bin Laden, oficialmente el único malo de todas las películas. Pero quién sabe, las revoluciones llevan su tiempo. Ultimamente están estallando muchas, nunca hay que perder la esperanza de que también lleguen hasta aquí. Razones no faltan.

Del atisbo de revolución en Wisconsin apenas hubo noticias en Europa. Hoy me alegraba al ver que la puerta del Sol estaba en la portada de The Washington Post y en The New York Times. Pese a todo lo que se dice de la lenta agonía de la prensa, resulta que sigue siendo necesario estar en los medios tradicionales para que tu voz se oiga a gran escala.

Algunos amigos, escépticos con carné, estos días me escriben desde España con otro tono y hasta parecen sonreír y entusiasmarse con lo que están viviendo. Muchos otros, que llevaban años trabajando lejos de los focos y buscando alternativas políticas y sociales a esta rancia democracia nuestra, como los vinculados a la librería Traficantes de Sueños, veo que incluso han trasladado sus debates a Puerta del sol, en medio del mogollón. La prensa les solía ignorar. Ya no porque ya no están solos y la prensa, por desgracia, necesita de la masa para reaccionar. A los chicos de Juventud sin Futuro (hoy integrados en Democracia Real Ya) apenas se les tomó en serio cuando se manifestaron hace un mes y por supuesto el titular fue la bronca que hubo al final, no sus reivindicaciones. Esta vez hay tanta gente que nadie lo puede obviar -a excepción de intereconomía, quizás?-.

Democracia Real YA. Me gusta el lema. Sólo espero, quiero, deseo que las propuestas reales que parecen ir naciendo de asambleas y debates en toda España salten de esos maravillosos carteles que pueblan las calles a la vida real. No queremos otro desenlace como el de mayo del 68 (solo diré que personajes como Dominique Strauss-Kahn son hijos de aquella revolución). Queremos un mayo del 2011 con final feliz.

May 17, 2011

SOÑAR EN COLORES Y CON MÚSICA

Hace una semana descubrí a un ser extraordinario del que me enamoré de inmediato. Hay quien opina que no es una gran escritora, hay quien piensa que es de las mejores. Tiene todos los premios, pero es cierto que los premios y el talento no siempre van de la mano. Yo no quiero entrar en ese debate porque no me corresponde. Yo me enamoré de la persona, o del personaje, dirán algunos. Y de su palabra hablada. Soy así, de amor a primera vista, y si además de por medio hay verbo inteligente y sagaz, caigo fulminada. Tuve la suerte de pasar muchos ratos con ella, y no precisamente como periodista. Así descubres como a veces los periodistas queremos creer que conectamos y conocemos a las personas a través de nuestro trabajo pero en realidad es una ego-ficción, suele ser la gente en la sombra la que mejor llega a conocer a 'las estrellas'.


Ana María Matute sueña en colores y con música. Lo dijo durante una charla en el Instituto Cervantes de Nueva York. A muchos les sonará naive y hasta producto de una pose. Pero es cierto. Después de subirme y bajarme con ella de varios taxis, de comerme los macarrones de su plato, de verla pelear con humor contra su sordera y contra el enemigo que nos acecha a todos, la vejez, sólo puedo creerla y aplaudirla. Si alguien a los 85 años y con la maleta vital de Matute aún es capaz de soñar en colores y con música, no todo está perdido.


De repente veo como en España la generación que vive inmersa en la pesadilla del ni-ni, por fin toma las calles. Movimiento 15-M. Quiero creer que todos esos madrileños hoy reunidos en la Puerta del Sol han empezado a cambiar sus pesadillas por sueños en technicolor y con banda sonora. Ojalá se peleen para llegar a los 85 años manteniendo vivo ese espíritu. Yo estoy en ello. Y ahora tengo una musa.

Aquí dejo dos fotos calentitas recién enviadas por Manu Cuellar live from #spanishrevolution !!!!

Mar 16, 2011

Pocas palabras

La empatía es esa bellísima cualidad que nos hace realmente humanos, nos diferencia de los seres de cuatro patas y del animal aquel que dijo el otro día por televisión que "El coste humano del terremoto japonés es mayor que el económico y hay que estar agradecidos por ello". Pero mi empatía en estos momentos da igual. Frente a la posibilidad de que una parte del planeta estalle por los aires y encima el resto lo veamos en directo por televisión, creo que lo que yo pueda sentir o decir es totalmente superfluo. Estos días no encuentro palabras, ni ánimos, ni realmente nada que escribir sobre esta ciudad o este país en el que vivo que no sea prescindible. Miento. Wisconsin y su pequeña gran revolución sí darían para hablar y escribir un montón pero creo que habría que estar allí, el periodismo de corta y pega prefiero evitarlo cuando esté en mi mano.

Lástima que ese primer indicio de conciencia ciudadana y política plantándole cara de verdad a la hipocresía económica que nos gobierna y que estalló en Wisconsin, palideció informativamente primero ante las revueltas en Oriente Medio y después ante el cataclismo múltiple japonés. Quizás haya sido sólo el principio de algo que por su belleza esperanzadora pueda al menos hacernos olvidar durante un rato el espanto de lo que ocurre en Japón. La movilización social contra una ley que barre de un plumazo un siglo de derechos sindicales ha sido lo único verdaderamente interesante a nivel político que ha ocurrido en este país en el último año y si os queda energía para leer más allá de Japón, The Nation, Mother Jones y The Atlantic han hecho un estupendo seguimiento, shame on the New York Times, que apenas lo ha contado.

En cuanto a Japón lo único que quiero es recomendar un blog, el de la periodista (que además hace espléndidos dibujos) Tana Oshima, una mirada hacia lo que ocurre en su país de origen pero desde la reflexión calmada de alguien de allí que mira desde lejos, desde el recuerdo futuro y aporta una visión personal y pistas informativas, las justas, sin agobiar ni 'egoagobiarnos'. Gracias! Notas de Fukushima.

Feb 28, 2011

LA OTRA CARA DEL OSCAR Y EL GLAMOUR: PARTY CRASHERS

Durante la temporada de los oscar la gente se pone creativa. El arte de colarse en una fiesta también se merece un oscar y el pasado domingo en Los Angeles yo hubiera dado unos cuantos. La gente es capaz de todo con tal de llegar hasta donde están las estrellas. Si no, ¿cómo explicar que una mujer vestida de princesa con un espantoso traje de tul y gasa amarillo limón fuera cazada infraganti en el tejado del Best Western hotel de Sunset Boulevard tratando de SALTAR, con todo su faldón a cuestas, al jardín del contiguo hotel Sunset Tower, donde se celebraba la fiesta post-oscar de la revista Vanity Fair? No lo leí en internet. Me lo contó allí mismo uno de los policías -en Los Angeles son sheriff- encargados de evitar que gente como ella se colara en esa fiesta. A la mujer la ví, aunque fue minutos después de ser 'cazada', esta vez junto al chiringuito de seguridad, asaltando a otros invitados o supuestos invitados que hacían cola frente al sheriff -que cobraba turno doble pagado por Vanity Fair-. Finalmente la vi meterse a presión en un coche de un grupo de gente que no conocía y a los que tal vez convenció para que le abrieran la puerta del glamour. Ver para creer.

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La puerta del hotel Best Western, primera entrada
hacia la fiesta de Vanity Fair en Sunset Boulevard


Seamos sinceros, los oscar suelen ser un muermazo aunque ha habido pocas galas tan aburridas como la de ayer. Y encima Bardem no ganó. Pero yo nunca me he divertido tanto como en la puerta de esta fiesta glamurosa a la que no entré porque no estaba invitada. Pero lo que ví fuera junto a mi colega de aventuras periodísticas Idoya es posible que superara a lo que se vio dentro. En realidad salí a estirar las piernas un rato mientras escribía sobre los oscar para uno de mis pluriempleos con tan buena suerte que el primer kiosko de seguridad a esa fiesta estaba precisamente en la entrada del hotel en el que pasaba la noche de okupa, un best western sencillo pero matón pegado al hotel Sunset Tower. Esa proximidad me permitió descubrir el insondable mundo de los party crashers: lo que la gente es capaz de hacer o decir para colarse en la fiesta más exclusiva de Hollywood fue un sublime espectáculo, mucho mejor que la aburrida gala oficial que todos sufrimos via tele.

Las fans improvisadas de San Diego y unas party crashers congeladas

Primero me hice amiga de un grupo de fans con carné, un grupo de mujeres de San Diego que estaban allí apostadas chillándoles piropos a las limusinas que depositaban famosos unos metros más abajo y ejerciendo de público privilegiado de dos policías y un jefe de seguridad encargados de pedirle a quienes llegaban a pie el ticket - el que tiene pase pasa y el que no tiene... no pasa-. Vanity Fair los reparte por horas, según lo famosas que sean las estrellas. Así vi entrar por ejemplo al director Joel Coen, con cara de pocos amigos - True Gritt tenía 10 candidaturas y no se llevó ni un oscar- o al actor John Hawkes, de la película Winter's Bone.


Aunque no lo parezca este es Hawkes con su pareja,
mi iphone es un fraude y es muy lento. Las fotos salen así de borrosas

Otra opción era que tu nombre estuviera en esa lista exclusiva, encuadernada a modo de agenda bastante gorda y que según me explicó el jefe de seguridad se había impreso esa misma tarde con los cambios de última hora. "Sólo hay doce copias" decía mostrando orgulloso una de ellas.

Claro que también había una tercera opción, la única que casi me arranca unas lagrimitas. David Seidler, ganador del oscar a mejor guión original por El discurso del rey, llegó caminando despacio con un grupo de amigos. Su discurso al recoger el oscar había sido una reivindicación del trabajo, la constancia (él también es tartamudo como el rey protagonista) y sobre todo de la experiencia vital - !vivan los mayores!- y cuando llegó hasta el policía que velaba el acceso, se topó con la pregunta habitual ¿está usted en la lista? Seidler, con aire cansado pero risueño, levantó su oscar y le contestó "¿esto le vale?". Fue una entrada triunfal que casi emocionó al jefe de seguridad de la fiesta y arrancó un aplauso y vítores a las fans de San Diego.

Jim Sturgess hablando por teléfono como un auténtico party crasher

Hubo otra entrada parecida aunque en un principio no prometía mucho. Dos jóvenes muy sonrientes llegaron hasta el sheriff y reprodujeron uno de los diálogos más repetidos en este lugar: "No estamos en la lista pero nuestro amigo tal y tal sí". "Lo siento pero si ustedes no están él tendrá que salir a buscarles". Y como todos los que recibían esa respuesta se agarraron al teléfono y se pusieron a esperar. Así lo hizo por ejemplo Jim Sturgess, protagonista de la olvidable Across the Universe, cuyo nivel de fama no fue suficiente para que las señoras de San Diego lo reconocieran así que mientras él pasaba media hora esperando a que alguien le abriera la puerta del cielo, ellas le comentaban que habían visto a tal o cual famoso, como hacían con todos los que llegaban y eran rechazados en la puerta. El tipo parecía majo, al menos se rió con ellas como si fuera un anónimo más. (acabó entrando)


Mi primer oscar! (miento, es ajeno pero auténtico, el de mejor corto de animación)

Curioseando me puse a hablar con los dos chicos que mencioné antes y que también se agarraron al teléfono, -venían un pelín borrachos y no tan elegantísimos como Sturgess- y resulta que esperaban a Andrew Ruhemann, que un rato antes se había llevado un oscar como director al mejor corto de animación por The lost thing (Ruhemann ha producido animación durante diez años, entre otras las de la banda Gorillaz y se estrenaba como director con este corto). Los chicos no mentían. Con una deliciosa corbata en la que decía Good Luck, Ruhemann llegó poco después con su oscar en la mano. Posó simpático para una foto pero lo que es mejor, le prestó el oscar a todos los aspirantes a estrella que perecían de frío en minifaldas imposibles tratando de encontrar una excusa para colarse en la fiesta. Confieso, yo (en pantalones), también me saqué una foto con su oscar. Y después, por supuesto, Ruhemann entró en la fiesta con sus amigos enarbolando su trofeo.

Dos party crashers con talento: el sheriff las felicitó por su creatividad inventando excusas para colarse. !Se merecían este oscar! (aunque en realidad es el mismo con el que posé yo)


Andrew Ruhemann (en el centro) y sus amigos

También disfruté mucho asistiendo al deporte más practicado de la puerta, el de la telefonía distraída. Uno se acerca caminando como si nada mientras hace que habla por teléfono e intenta tranquilamente atravesar con decisión la barrera de dos sheriff y el señor de la lista. Cuando le paran se hace el ofendido. No cuela pero todos parecían sentirse muy importantes sacándole brillo al auricular.

Este hombre llegó teléfono en mano y luego estuvo tratando de convencer a las fuerzas del orden. Ahí les dejé. Quizás hasta fuera alguien importante pero no estaba en la lista...


Eso sí, la versión putón verbenero del asunto parece funcionar muy bien. Dos chicas altas, muy pintadas y de piernas muy desnudas se pasaron media hora sentadas mirando a las limusinas y coches que desfilaban frente a nosotros camino del chiringuito de seguridad de los coches (posterior al kiosko del Best Western). Solo les faltó hacer autoestop. Finalmente dos hombres solos bajaron la ventanilla, las invitaron a subir y ellas, incrédulas, dijeron "¿seguro?". "Seguro". Y voilá, derechitas hacia la fiesta. El juego de Hollywood en estado puro.

Amanece en Los Angeles. Mañana será otro party...