[Este artículo se publicó originalmente en la revista CTXT el 23-9-2015]
Comer cerdo ya nunca será igual en Gran
Bretaña. Al menos durante algunas semanas. El bacon es un manjar sagrado para
un país donde el desayuno de cada mañana incluye dos lonchas pero imaginar que
su primer ministro pudo meter “una parte privada de su anatomía en un cerdo
muerto” no es una imagen que uno quiera compartir con sus tostadas.
David Cameron ha corrido un tupido velo
sobre el tema que desde hace dos días altera a los británicos. El silencio
comenzó el pasado domingo, cuando el tabloide Daily Mail publicó los primeros
extractos de una biografía no autorizada sobre él en la que se cuenta que en
sus años de estudiante en Oxford metió su miembro en la boca de un cerdo como
parte de un ritual bizarro para entrar en una de esas sociedades secretas por
las que pasan las élites inglesas que luego llegan a puestos de poder. El
libro, escrito por Lord Ashcroft, un multimillonario, donante tory y ex
tesorero del partido que se la tiene jurada a Cameron por no haberle dado un
ministerio, dice que existe foto del ‘evento’, según cuenta una fuente anónima
que la habría visto, y ahí se acaba la ‘noticia’. Pero eso ha bastado para
provocar el “piggate”, nombre con el que ahora se conoce la travesura (o
aberración) perpetrada (o no) por Cameron y que ha conmocionado (y asqueado) a
los británicos. A ella se añaden acusaciones menos sabrosas, como el supuesto
consumo de drogas del antaño joven político, o su conocimiento de los detalles
fiscales de Ashcroft, uno de los hombres más ricos de Gran Bretaña, quien lleva
más de una década con residencia fiscal en un paraíso, aunque en su país se
enteraron hace bien poco. Al
parecer, Cameron se enteró antes que sus conciudadanos pero no dijo nada. Y a
largo plazo puede ser esto y no el tema del cerdo lo que le cree más problemas
laborales, aunque sin duda es mucho más difícil de manejar el escándalo porcino
que el político.
No puedo dejar de pensar que en el equipo
de comunicación de Cameron alguien habrá sugerido que ya que la ficción se
adelantó a la realidad, sería aconsejable que se sentaran todos a ver el primer
capítulo de la serie Black Mirror, donde el primer ministro británico
(ficticio) es obligado a fornicar en televisión con un cerdo para salvar a una
princesa que ha sido secuestrada. Ése es el único requisito que sus
secuestradores piden para no matarla. Y el político accede. Con todas sus
consecuencias. Y mientras se acerca el plazo para que se consume el acto, las
redes hierven con bromas porcinas y las redacciones debaten cómo enfocar la
noticia sin provocar la carcajada. Exactamente lo mismo que ocurría el lunes en
Reino Unido.
Impresiona ser testigo de cómo la
ciencia-ficción cada vez tarda menos en mutar en realidad. Julio Verne escribió
‘De la tierra a la luna’ en 1865. El hombre tardó más de cien años en convertir
el libro en realidad. El capítulo ‘Himno nacional’, que daba título al episodio
de Black Mirror del cerdo, se emitió en 2011, hace tan sólo cuatro años... Reproduzco
aquí lo que ha dicho el hombre más solicitado estos días en Reino Unido, Charlie
Brooker, su creador, en una
entrevista express en Buzzfeed,. “Yo estoy muy sorprendido porque cuando lo
escribí nunca pensé que pudiera llegar a hacerse realidad. Es tan grotesco… Y
esto de ahora es algo que ha dicho alguien anónimo en una biografía no
autorizada escrita por alguien que se la tiene jurada. Pero es tan
irresistiblemente barroco y espeluznante que parece que la gente quiere que sea
verdad.”
No obstante, para él fue tal sorpresa
enterarse de lo del cerdo (el de Cameron) que por un momento pensó que la
realidad “era una ficción diseñada para confundirme, sin duda un pensamiento
que no debería tener”. Pero tratándose de Brooker, cuya imaginación perversa ya
se ha adelantado al futuro varias veces, ese pensamiento es más que
comprensible. En Black Mirror los muertos regresan al mundo de los vivos
gracias a todos los rastros que han dejado en las redes. En el mundo real ya
existe una empresa que permitirá que tu twitter y tu Facebook sigan colgando
cosas por ti. Virtualmente ya hemos alcanzado la inmortalidad. En otro episodio
la gente podía rebobinar sus experiencias pasadas y borrarlas. Google
ya ha patentado una cámara que graba tu vida desde tus gafas, se vuelca
automáticamente online y te permite volver a repasarla cuando quieras.
En fin, quizás lo más inquietante del
capítulo del cerdo sea que tras hincársela al porcino y culminar el acto
sexual, los ratings del primer ministro se disparaban. Y el tipo continuaba en
su puesto. Seguramente con Cameron ocurrirá lo mismo: nada. En el fondo a los
ingleses les fascina que sus élites aún se muevan en universos paralelos de
clubs secretos para unos pocos elegidos donde una cabeza de cerdo puede
condimentarse con un viril miembro de la aristocracia mientras el reducido y
privilegiado público aplaude.
Hay quien dice que el nombre de Cameron
peligra porque se acerca el congreso del partido conservador y no resistirá la
embestida de las crueldades porcinas que llueven sobre él. Pero para eso aún
faltan dos semanas. Tiempo más que suficiente para que los ingleses olviden y
vuelvan a comer bacon.