Jun 22, 2016

Dinosaurios y mal de ojo

[Esta columna se publicó originalmente en la revista Ctxt el 29/9/2015]

Fatalidad, mala suerte, adversidad, infortunio… Hay múltiples sinónimos para encasillar algunos hechos o fenómenos que desafían nuestra lógica y a los que resulta imposible encontrarles una explicación satisfactoria. Hace poco me contaron una historia trágica: el hijo de un conocido se salvó de morir en unas riadas en las que quedó atrapado dentro de su coche para acabar falleciendo dos semanas más tarde ahogado en la bañera con menos de un palmo de agua. ¿Existe una explicación racional para una broma del destino tan cruel?

Ayer abrí el periódico y leí que un autobús se empotró en Londres contra el restaurante que montó una superviviente del tsunami y cuyo marido e hijo fallecieron bajo aquella ola. La mujer vivía exactamente encima del local destrozado por el vehículo. ¿Significa quizás que la muerte la persigue y no parará hasta encontrarla?

En España y Cataluña, al despertar, los dinosaurios seguían allí. Amanecemos tras las elecciones catalanas mirando de frente dos rostros que nos persiguen testarudos como si se tratara de una película de terror de serie B: Mariano Rajoy y Artur Mas. Ambos ganaron su presidencia en unas urnas. Pero ambos perdieron hace ya años todos los papeles para seguir en sus puestos de mando. Pese a ello Mas podría volver a ser presidente de la Generalitat por tercera vez y Mariano tiene intención de presentarse nuevamente a las generales. ¿Debemos hablar de infortunio, de adversidad, de mal de ojo?