
Todo se vende, desde el
Moma hasta los templos de la fe. Con dinero en el bolsillo es posible
pasar una noche en el Guggenheim, casarse en el Moma y acudir a un concierto en un templo de la masonería. De momento no tengo capital para una noche de ensueño en los brazos de Frank Lloyd Wright ni perspectivas matrimoniales a la vista con bendiciones made in Van Gogh así que sólo me queda la posibilidad de pecar yendo a ver música al
Brooklyn Masonic Temple. Claro, Wilco y Neil Young tocaban anoche en otro templo mucho más mundano, el Madison Square Garden pero por supuesto las entradas eran desproporcionadamente caras. Más de 100 dólares. ?quién tiene hoy 100 dólares para un concierto?. Esos malditos piratas que compran en masa todos los tickets cuando salen a la venta para revenderlos a precios absurdos han convertido la posibilidad de ver buena música en una misión imposible.
En cambio, el Brooklyn Masonic Temple aún no ha alcanzado la cotización de otros territorios sagrados así que es posible ver un concierto por sólo 12 dólares mientras descubres en qué consiste la masonería. Hace unos días, con mi gripe a cuestas, me arrastré hasta allí para ver a un tipo indespcriptible,
Dan Deacon, al que ahora se alaba como a un visionario que ha sabido cruzar la electrónica con el minimalismo. Cierto, pero... de visionario.... poco. Su concierto, entretenido, tenía mucho de aquellos pogos punks que nos gustaban a los quinceañeros de finales de los ochenta. Nada nuevo bajo el sol. De teloneros, los Dirty Projectors, unos chavales con voz y alguna idea interesande de los que se habla muy bien pero que al cabo de media hora resultan tremendamente aburridos. Conclusión: lo único que mereció la pena del viaje fue regresar a este inesperado templo masónico.

El majestuoso edificio, tirando a palacio, tiene una sala de fiestas gigante con muy buena acústica, que se alquila dos o tres veces al mes a grupos indies. En el piso de abajo, un bar para parroquianos masones donde se fuma, se bebe y... se conspira, supongo. No es fácil entender en qué consiste ser masón. Ellos, en su mayoría afroamericanos, fuman, beben y no hacen mucho caso de los modernos con pintas que pueblan su local. Se limitan a no ser muy sociables y a describir a los curiososde forma muy críptica qué es la masonería.

Uno de ellos, con una gorra ultrahortera cargada de incrustaciones con falsas piedras preciosas, me contó que todo lo que allí se aprende "es secreto". Es un templo para hombres, porque las estrellas "tienen cinco puntas y la quinta, sólo los hombres pueden tenerla" me explicó abriéndose de piernas y extendiendo los brazos para que yo entendiera... Al margen de la parte 'pornográfica' del asunto, descubrí que cada semana 1500 hombres acuden a ese templo a rezarle a un dios sin religión que les abre las puertas hacia un conocimiento "vetado a quienes no han sido invitados". Es decir, sólo se puede ser masón si tienes un buen 'enchufe'.

El edificio está cargado de símbolos masones: el compás, la pirámide, el cartabón... Yo no saqué demasiadas conclusiones de mi breve charla con el tipo que vigilaba que los modernos que poblaban su templo durante el concierto no se desmadrarán. Eso sí, una cosa me quédo clara: participar en una organización de supuestos conspiradores ofrece un bonito espejismo, consigues que tu vida parezca, desde fuera, de lo más interesante. Para los aspirantes a masón, aquí va un video -esto es literal, se titula
recruitmen mason video-, (necesitan cambiar urgentemente de realizador). Y para los que traten de hurgar en las entrañas del asunto
aquí va otro cargado de música inquietante y voces amenazadoras. La información seria sobre el tema parece imposible de encontrar online. Si alguien descubre algo sólido sobre la masonería , por favor que lo comparta.