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CronicasBarbaras nació en Nueva York, se mudó a Londres y ya no tiene fronteras. Grandes y pequeñas historias que ocurren en el mundo y alrededores. Big and tiny stories about the world and surroundings. In English and Spanish, depending on the mood.
Oct 28, 2016
PERIODISTA EN TAIWÁN
Me he mudado a Taipei (Taiwán). Llegué a esta isla el pasado mes de junio. Aún estoy reorganizando mi vida digital y decidiendo si retomar el blog. Mientras, podéis leer mis primeras impresiones a través de una serie llamada Made in Taiwán que publiqué en agosto en CTXT y varios artículos sobre la isla y países de la zona que he publicado tanto en esa revista como en El Pais, El Confidencial y El Español y que podéis ver si pincháis en cada uno de los links, (os llevan directamente a ellos).
Jun 22, 2016
Dinosaurios y mal de ojo
[Esta columna se publicó originalmente en la revista Ctxt el 29/9/2015]
Fatalidad, mala suerte, adversidad,
infortunio… Hay múltiples sinónimos para encasillar algunos hechos o fenómenos
que desafían nuestra lógica y a los que resulta imposible encontrarles una
explicación satisfactoria. Hace poco me contaron una historia trágica: el hijo
de un conocido se salvó de morir en unas riadas en las que quedó atrapado
dentro de su coche para acabar falleciendo dos semanas más tarde ahogado en la
bañera con menos de un palmo de agua. ¿Existe una explicación racional para una
broma del destino tan cruel?
Ayer abrí el periódico y leí que un autobús se empotró en Londres contra el restaurante que montó una superviviente del tsunami y cuyo marido e hijo fallecieron bajo aquella ola. La mujer vivía exactamente encima del local destrozado por el vehículo. ¿Significa quizás que la muerte la persigue y no parará hasta encontrarla?
En España y Cataluña, al despertar, los
dinosaurios seguían allí. Amanecemos tras las elecciones catalanas mirando de
frente dos rostros que nos persiguen testarudos como si se tratara de una
película de terror de serie B: Mariano Rajoy y Artur Mas. Ambos ganaron su
presidencia en unas urnas. Pero ambos perdieron hace ya años todos los papeles
para seguir en sus puestos de mando. Pese a ello Mas podría volver a ser
presidente de la Generalitat por tercera vez y Mariano tiene intención de
presentarse nuevamente a las generales. ¿Debemos hablar de infortunio, de
adversidad, de mal de ojo?
Mar 1, 2016
Porcina aristocracia
[Este artículo se publicó originalmente en la revista CTXT el 23-9-2015]
Comer cerdo ya nunca será igual en Gran
Bretaña. Al menos durante algunas semanas. El bacon es un manjar sagrado para
un país donde el desayuno de cada mañana incluye dos lonchas pero imaginar que
su primer ministro pudo meter “una parte privada de su anatomía en un cerdo
muerto” no es una imagen que uno quiera compartir con sus tostadas.
David Cameron ha corrido un tupido velo
sobre el tema que desde hace dos días altera a los británicos. El silencio
comenzó el pasado domingo, cuando el tabloide Daily Mail publicó los primeros
extractos de una biografía no autorizada sobre él en la que se cuenta que en
sus años de estudiante en Oxford metió su miembro en la boca de un cerdo como
parte de un ritual bizarro para entrar en una de esas sociedades secretas por
las que pasan las élites inglesas que luego llegan a puestos de poder. El
libro, escrito por Lord Ashcroft, un multimillonario, donante tory y ex
tesorero del partido que se la tiene jurada a Cameron por no haberle dado un
ministerio, dice que existe foto del ‘evento’, según cuenta una fuente anónima
que la habría visto, y ahí se acaba la ‘noticia’. Pero eso ha bastado para
provocar el “piggate”, nombre con el que ahora se conoce la travesura (o
aberración) perpetrada (o no) por Cameron y que ha conmocionado (y asqueado) a
los británicos. A ella se añaden acusaciones menos sabrosas, como el supuesto
consumo de drogas del antaño joven político, o su conocimiento de los detalles
fiscales de Ashcroft, uno de los hombres más ricos de Gran Bretaña, quien lleva
más de una década con residencia fiscal en un paraíso, aunque en su país se
enteraron hace bien poco. Al
parecer, Cameron se enteró antes que sus conciudadanos pero no dijo nada. Y a
largo plazo puede ser esto y no el tema del cerdo lo que le cree más problemas
laborales, aunque sin duda es mucho más difícil de manejar el escándalo porcino
que el político.
No puedo dejar de pensar que en el equipo
de comunicación de Cameron alguien habrá sugerido que ya que la ficción se
adelantó a la realidad, sería aconsejable que se sentaran todos a ver el primer
capítulo de la serie Black Mirror, donde el primer ministro británico
(ficticio) es obligado a fornicar en televisión con un cerdo para salvar a una
princesa que ha sido secuestrada. Ése es el único requisito que sus
secuestradores piden para no matarla. Y el político accede. Con todas sus
consecuencias. Y mientras se acerca el plazo para que se consume el acto, las
redes hierven con bromas porcinas y las redacciones debaten cómo enfocar la
noticia sin provocar la carcajada. Exactamente lo mismo que ocurría el lunes en
Reino Unido.
Impresiona ser testigo de cómo la
ciencia-ficción cada vez tarda menos en mutar en realidad. Julio Verne escribió
‘De la tierra a la luna’ en 1865. El hombre tardó más de cien años en convertir
el libro en realidad. El capítulo ‘Himno nacional’, que daba título al episodio
de Black Mirror del cerdo, se emitió en 2011, hace tan sólo cuatro años... Reproduzco
aquí lo que ha dicho el hombre más solicitado estos días en Reino Unido, Charlie
Brooker, su creador, en una
entrevista express en Buzzfeed,. “Yo estoy muy sorprendido porque cuando lo
escribí nunca pensé que pudiera llegar a hacerse realidad. Es tan grotesco… Y
esto de ahora es algo que ha dicho alguien anónimo en una biografía no
autorizada escrita por alguien que se la tiene jurada. Pero es tan
irresistiblemente barroco y espeluznante que parece que la gente quiere que sea
verdad.”
No obstante, para él fue tal sorpresa
enterarse de lo del cerdo (el de Cameron) que por un momento pensó que la
realidad “era una ficción diseñada para confundirme, sin duda un pensamiento
que no debería tener”. Pero tratándose de Brooker, cuya imaginación perversa ya
se ha adelantado al futuro varias veces, ese pensamiento es más que
comprensible. En Black Mirror los muertos regresan al mundo de los vivos
gracias a todos los rastros que han dejado en las redes. En el mundo real ya
existe una empresa que permitirá que tu twitter y tu Facebook sigan colgando
cosas por ti. Virtualmente ya hemos alcanzado la inmortalidad. En otro episodio
la gente podía rebobinar sus experiencias pasadas y borrarlas. Google
ya ha patentado una cámara que graba tu vida desde tus gafas, se vuelca
automáticamente online y te permite volver a repasarla cuando quieras.
En fin, quizás lo más inquietante del
capítulo del cerdo sea que tras hincársela al porcino y culminar el acto
sexual, los ratings del primer ministro se disparaban. Y el tipo continuaba en
su puesto. Seguramente con Cameron ocurrirá lo mismo: nada. En el fondo a los
ingleses les fascina que sus élites aún se muevan en universos paralelos de
clubs secretos para unos pocos elegidos donde una cabeza de cerdo puede
condimentarse con un viril miembro de la aristocracia mientras el reducido y
privilegiado público aplaude.
Hay quien dice que el nombre de Cameron
peligra porque se acerca el congreso del partido conservador y no resistirá la
embestida de las crueldades porcinas que llueven sobre él. Pero para eso aún
faltan dos semanas. Tiempo más que suficiente para que los ingleses olviden y
vuelvan a comer bacon.
LOS MALOS Y EL MIEDO
[Este artículo se publicó originalmente el 15-9-2015 en la revista semanal CTXT]
Jeremy Corbyn ha dejado de ser un personaje
“anacrónico e irrelevante” para convertirse en “una amenaza para la seguridad
nacional”. Así funciona el lenguaje del poder: un señor mucho más parecido al músico
folk y activista Pete Seeger que a Osama Bin Laden se ha convertido en apenas
unas horas en el nuevo enemigo público número uno en Gran Bretaña. Pero para el
primer ministro David Cameron, autor de esas palabras, el nuevo líder del
partido laborista, un político atípico por su honradez, coherencia y respeto a
sus propios principios – ¿en qué momento ser así se convirtió en una anomalía y
no el patrón por el que deberían cortar a todos los políticos?- es
prácticamente un terrorista contra el que habrá que luchar con uñas y dientes.
Y para cincelar esa idea en la cabeza de los británicos no hay nada más eficaz
que el miedo, el arma estrella del poder, de ahí que ahora se resuciten los
fantasmas de aquellos comunistas de antaño, los del otro lado del telón de
acero, los que venían a quitarnos nuestros coches, nuestras televisiones y
sobre todo, nuestro dinero.
Para ser justos con Cameron habría que
puntualizar que en realidad la nueva amenaza no es sólo Corbyn sino el partido
laborista al completo puesto que la frase exacta, pronunciada el domingo tras
su victoria fue: “El partido laborista es ahora una amenaza para nuestra
seguridad nacional, nuestra seguridad económica y nuestra seguridad familiar”. Si
cambiamos la palabra “laborista” por “comunista” retrocedemos en el tiempo
treinta años de inmediato. La falta de imaginación de los gobernantes es
portentosa.
¿Izquierda radical? ¡Sí, por favor!
Izquierda radical. Ambas palabras se
repiten como un mantra en la prensa anglosajona e internacional para describir
y sobre todo desacreditar a Jeremy Corbyn, el hombre que ayer fue elegido nuevo
líder del partido laborista. Pese a la artillería pesada mediática en su contra,
las bases del partido y cerca de 90.000 de los 120.000 nuevos miembros que se
afiliaron durante los pasados tres meses votaron abrumadoramente a su favor
(59.5%), convirtiendo a este parlamentario de 66 años en el representante de quienes
aspiran a que la política vuelva a ocuparse de los seres humanos y no sólo de
los números.
Su mensaje anti-austeridad, expresado sin
miedo con palabras clásicas entre las que definirse socialista es motivo de
orgullo y no de sonrojo –aún escribe semanalmente para el diario socialista
Morning Star- ha calado entre los afiliados al laborismo y sobre todo entre
miles de jóvenes a los que se acusaba de apatía política. Pero resulta que no
estaban dormidos o esperando a un personaje glamuroso y mediático que les
engatusara con corbatas psicodélicas, prótesis dentales o discursos
pre-cocinados en los fogones de los despachos de comunicación política si no que
necesitaban a alguien de aspecto tan sencillo que a veces abruma pero capaz de
entusiasmarles con esos mismos ideales que movilizaron a millones de personas
tras la segunda guerra mundial. Sí, el suyo no es un discurso nuevo, es el de
la izquierda ‘de toda la vida’ aunque con los ‘upgrades’ propios del siglo XXI,
(el de enfrentarse al cambio climático o potenciar seriamente energías
renovables), pero quizás durante los últimos 25 años el mundo se había olvidado
de que luchar por la redistribución de la riqueza y cuidar de los más débiles
de la sociedad no son objetivos satánicos salidos de los bajos fondos del
infierno si no aspiraciones cargadas de sentido común, de humanidad y de
legitimidad. “No tiene por qué haber desigualdad. No tiene porqué haber
injusticia. La pobreza no es inevitable”. Esa fue una de las primeras frases de
Corbyn ayer en su primer discurso tras ser elegido. ¿Por qué resistirse a algo
que suena tan bien? ¿Simplemente porque
conseguirlo es difícil? ¿En qué momento aspirar a un mundo mejor se convirtió
en un concepto trasnochado y desechable?
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