Merchandising de Damien Hirst en la Tate Modern de Londres.
No tengo muy claro qué esperar de un siglo que ha convertido en imprescindibles las palabras 'cool' y 'glamour', el iphone y al artista Damien Hirst. Me lo pregunto desde las entrañas de un lugar decididamente cool, la Tate Modern de Londres, mientras tomo fotos (con un iphone) de las obras del artista más rico del mundo, Damien Hirst, cuyo auténtico talento es haber creado la simbiosis perfecta entre arte cool y glamuroso, que utilizó para conquistar en los noventa los corazones de los comisarios y casi a la vez, los bolsillos de los coleccionistas - su obra For the love of God (2007) creo que es el epítome de ese concepto- .
Estoy en Londres y el destino ha querido que me vuelva a tropezar con este tipo decididamente inteligente que tras acertar organizando en 1988 la exposición Freeze, con la que se inauguró aquel movimiento después bautizado como Brit Art o Young British Artists o YBA's, metió tiburones en formol a golpe de talonario de Saatchi, montó un restaurante llamado Pharmacy junto al rey de las relaciones públicas Matthew Freud y luego pudo reírse del mundo subastando la decoración en Sotheby's por más de once millones de libras (algunas de las piezas de aquel garito, que acabó muriendo de éxito, también pueden verse en la recién inaugurada exposición British Design del museo Victoria and Albert).
Hirst y sus puntos en Gagosian Gallery en Nueva York en enero.
Hace dos meses Hirst pasó por Nueva York: consiguió que doce sedes internacionales de la galería Gagosian mostraran al mismo tiempo sus cuadros de puntos de colores -en la jerga Hirst se llaman Spot Paintings-. No voy a juzgar a quienes decidieron recorrer el planeta sellando unos carnés de fans con los que demostraban haber pasado por todas las galerías: si al menos incita a viajar, bienvenido sea el artista más rico (y sobrevalorado) del mundo.
Un 'sencillo' juego de platos con 'diseños hirst' de apenas 17,000 dólares. Apropiado para bolsillos en crisis.
Crematorium: cenicero gigante con colillas. No se vende, es parte de la exposición.
Lo que ya no tengo tan claro es por qué una institución como la Tate Modern de Londres decide que Damien Hirst sea su estrella cultural de cara a la Olimpiada Cultural que se han inventado en la ciudad para apoyar los Juegos Olímpicos 2012. ¿De verdad seguimos colgados de la exposición 'blockbuster'? Cabe preguntarse ¿no es cultura suficiente el deporte en año olímpico? Y también me pregunto, ¿Por qué esta exposición la financia el Qatar Museums Authority??????
Unos rollos de papel para forrar paredes con 'diseños hirst' de apenas 400 dólares. Prácticos, a la par que cool y glamurosos.
Paseándome por la retrospectiva que se inaugura el 4 de abril y que podrá verse hasta septiembre (la crisis se deja notar en la interminable duración de las exposiciones a escala internacional) me llaman la atención dos cosas: el olor a colilla y el precio del merchandising. Lo del aroma es lógico ya que además de tener cientos de colillas expuestas en vitrinas con títulos tan existenciales como Dead Ends Died Out, Examined también hay un cenicero gigante (me recuerda demasiado a Claes Oldenburg) con miles de ellas titulado Crematorium. Son parte de su propia historia del arte: la retrospectiva la forman setenta obras concebidas (que no creadas ya que incluso él ha confesado que solo ha pintado tres de sus famosos cuadros Spot Paintings) por Hirst entre 1986 y 2011, incluidos sus famosos bichos en formol y aquella instalación llamada In and Out of Love de 1991 que vuelve a reproducirse aquí, con sus mariposas vivas planeando agresivamente sobre el visitante.
Múltiple de calavera. Edición de 50. Precio 59,000 dólares.
Pero lo más significativo de esta exposición se esconde en la tienda que cierra la muestra. Allí conviven dos tipos de objetos: los que vende la Tate Modern y los que vende directamente Damien Hirst a través de su empresa Other Criteria. El museo se contiene: hay posters a 11 dólares, una 'taza anamórfica y plato por 20 dólares, un paraguas hirst por 64 dólares o catálogos por 56 dólares. Son objetos comunes que suelen encontrarse en todas las tiendas clónicas que alimentan los presupuestos de los museos y que se asemejan a un bazar. Hirst, en cambio, utiliza la tienda de la Tate Modern (previo acuerdo comercial) como un verdadero supermercado del arte: ofrece objetos tan asequibles como Hallucinatory Head, una calavera de colores de 59.000 dólares, Charm Bracelet, una pulsera de plata de 17.600 o una cutre-silla de jardín con estampado-de-mariposa-hirst por 500 dólares. También hay un set de diez platos de porcelana china por 17.000 dólares, 100 metros de papel para forrar paredes por 400 dólares, o unos gemelos-píldora también por 400. Sin duda arte en estado puro ¿no?
Los gemelos-píldora. Ideales para una fiesta cool.
Yo recomendaría al visitante que al menos comprara una postal (de las que vende la Tate, no Hirst): las malas lenguas auguran que tras esta exposición la fiebre Hirst bajará a temperaturas siberianas. Y siempre es bonito tener un recuerdo de un momento único en la historia: la caída de un mito. Eso, diría el propio Hirst, también es arte. Y el arte, yo me sigo preguntando ¿qué es?
Artista no sé pero hombre de negocios, sin duda.
ReplyDeleteTe pasaré la transcripción de la entrevista con su amigo Frey, pero si algo hacen con sus laboratorios talleres, B, es al menos llamar a reflexiones ¿no?
ReplyDeleteMe da gusto leerte.
Lo prmetido es deuda. James Frey sobre los talleres, la comercialización del arte, etc...
ReplyDelete"A Picasso le importaba el dinero, a Miguel Ángel le importaba el dinero. El dinero siempre ha importado a los artistas. No reconocerlo o admitirlo es naif. A mi me gusta el dinero. Y el dinero es tal parte de nuestra sociedad que pensar que no sea parte de la creación es una postura muy naif. La gente puede decir lo que quiera sobre Damien, pero creo que hace gran arte. A la gente le molesta el sistema que ha construido para crearlo y por el dinero que hace, pero si olvidas el sistema y miras a algo que ha hecho, es gran arte. Si estuvieran haciendo mierda no harían dinero y no podrían mantener esos sistemas".
Muy interesante.
ReplyDeleteSí cuando el "cool" te lo dicen americanos o ingleses vale, pero cuando son españoles queda como poco raro.
Yo también me sigo preguntando qué es el arte. Sí sé lo que es para mí: cosas que me parecen bonitas y que llevan trabajo detrás. Cuando ves un cuadro de Canaletto y te imaginas que el buen señor lo pintó sin luz artificial, como mucho unas velas, con días de luz cortos, por tanto, te maravillas aún más de lo que los humanos somos capaces de hacer cuando estamos conectados con nosotros mismos, algo que hoy se ve cada vez menos.
Vale, acepto la obra de este señor como arte, pero no lo será nunca para mí. Y menos a precios que hoy se pueden considerar obscenos, aunque me encanta que quienes los pueden pagar lo hagan, y espero que lo disfruten.
Gracias Idoya! Frey y Hirst sin duda tienen mucho en común aunque tiendo a pensar que Frey, pese a todo, sabe escribir mientras que Hirst, sobre todo, es un business man.
ReplyDeleteHola Bárbara. Interesante artículo. Igual que en su día ocurrió con Rothko o Pollock, Hirst fue capaz de aportar un punto de vista original al mundo del arte. Fue el primero (y el único) en entenderlo de aquel modo, como Warhol con su retrato de Marilyn, y eso siempre ha sido un valor decisivo para galeristas y coleccionistas en todo el mundo. Otra cuestión es analizar si su trabajo merece el reconocimiento, por su calidad, que han tenido grandes autores. Saludos.
ReplyDeletehttp://mateocoronado.wordpress.com/