Abro un periódico (¡sí!
¡de papel!) y leo: "Miramos el teléfono cada
veinte minutos". Es una noticia minúscula llena
de números de procedencia poco clara pero todos dan vértigo.
Según un estudio en Gran Bretaña miramos el
teléfono cincuenta veces al día, lo que
equivaldría a dos horas y trece minutos diarios o lo que es peor, 35 días
al año. Me parece un exceso pero plausible y sobre todo, dramático.
Peor aún, vergonzoso. ¿Es posible que el año pasado me haya pasado más
de un mes pegada a mi teléfono móvil? ¿Puedo realmente ser tan idiota? Aprieto los dientes y admito mi
derrota: es muy posible que así sea. Me consuelo con la
siguiente cifra: los británicos, de media, invierten 35 minutos a la semana en hacerse
'selfies'. Afortunadamente esa adicción yo no la
tengo. Me basta con preguntarle a padre Google absolutamente todo, con dejarme
los ojos leyendo artículos en una mini pantalla mientras Londres desfila frente a mí en el metro y yo no me entero o con descubrir en Facebook qué le interesa a gente con la que no he cruzado jamás
una palabra fuera de la realidad virtual. Claro que hay otro número
aún peor: el 8% de los consultados, sobre un total de 2000,
renunciarían al sexo con tal de poder mirar su teléfono. Quiero
llorar.
Más números. Éstos
proceden de la radio, del programa Start Up, un podcast adictivo (y que escucho
en el teléfono) que sigue los avatares de empresas primerizas a través
del relato de sus triunfos y fracasos desde el interior de la propia empresa.
En esta temporada siguen a una start up dedicada al ligoteo virtual. "¿Cuántas
horas te has pasado mirando perfiles en Tinder para encontrar un ligue y cuántas
has pasado frente personas reales?" La pregunta se dirige a una usuaria de
esa aplicación. 100 a 1 contesta la entrevistada. Además,
el 40% de las mujeres sufren acoso a través de
aplicaciones tipo Tinder y el 80% de las personas que las utilizan miente en
sus perfiles. Mientras, en el mundo real, miles de solos que necesitan cariños
acuden a talleres de abrazoterapía y similares para encontrarlo.
En Londres se han organizado como miembros del Cuddle Workshop. Son 1746.
Quiero abrazarles.
Último número: cero. Parece ser el número de moda
en el siglo XXI. Hay quienes coleccionan ceros en sus salarios y hay quienes se
enfrenta al cero de sus cuentas corrientes. Además de los
contratos de cero horas de los que ya he hablado en otras ocasiones (cero horas
de trabajo mensual garantizadas por un contrato que te obliga a estar siempre
disponible y te da cero derechos), cero es la cifra preferida por quienes
consideran que la visibilidad es la nueva moneda de cambio en el planeta. Hace
unos meses el grupo neoyorquino Ex Cops fue víctima de lo
que se podría definir como un
intento fallido de prostitución corporativa. McDonalds, una empresa valorada en casi 1000
millones de dólares, montó
un escenario en el festival SXSW e invitó a la banda a tocar.... gratis. Era, según la
multinacional, una excelente manera de conseguir visibilidad y menciones entre
sus cientos de miles de seguidores en Facebook. De paso McDonalds se colgaba la
chapita de 'cool' y a lo mejor conseguía víctimas
para sus restaurantes de comida-basura (que por cierto repartían
gratis entre los que asistieran al concierto). Pero el tiro les salió por la culata: Brian Harding, el cantante de la banda, escribió una carta abierta en Facebook que se hizo viral denuciando a la
empresa por venderles visibilidad cuando otras empresas mucho más
pequeñas como los dueños de salas de conciertos no dudan en pagarles por su trabajo.
"Estoy seguro de que habrá muchas bandas que pasarán
por el aro de montar conciertos de rock tan cutres. Y soy consciente de que
conseguir atención es una tarea hercúlea en el 2015 pero tratar de
saborear el éxito incluso cuando apesta a pescado podrido sólo
puede tener consecuencias trágicas ya que la rueda de la fortuna existe". Quiero besarle.
El ruido que hicieron llegó hasta los oídos de los ejecutivos de McDonalds, que al final aceptaron pagar a
quienes tocaran en su escenario, pero el daño ya estaba
hecho. La fórmula parece ser la preferida entre las grandes empresas hoy en un
sinfin de trabajos, empezando por el periodismo. Escribe para nosotros, cobrarás
cero pero tendrás mucha visibilidad porque somos grandes y famosos, como
McDonalds. Es la fórmula que se puso de moda, por ejemplo, con los blogs en los
periodicos y digitales. Pero si eres periodista y vives de ello tener muchos
retuits y 'likes' no te paga las facturas a fin de mes. Mirar durante 35 días
el teléfono para ver esos retuits tampoco.
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