CronicasBarbaras nació en Nueva York, se mudó a Londres y ya no tiene fronteras. Grandes y pequeñas historias que ocurren en el mundo y alrededores. Big and tiny stories about the world and surroundings. In English and Spanish, depending on the mood.
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Jul 6, 2012
CHINATOWN HABLA ESPAÑOL
En Chinatown casi nadie habla inglés. Pero muchos hablan español. Alguien debería tomar nota de como funcionan los flujos de idiomas en la ciudad de los rascacielos. Cada mañana cientos de mexicanos trabajan cargando y descargando cajas de alimentos que abastecen los comercios de uno de los barrios más activos de una ciudad en la que aún es posible encontrar fruta fresca y verduras a precios de humano. No son estéticamente perfectas como las que brillan en los supermercados, ni oficialmente orgánicas, pero sí tienen sabor y olor, que solía ser lo importante.
Los hispanos son la mano de obra principal en un barrio cerrado en sí mismo que tradicionalmente sólo utilizaba a los suyos. Pero al igual que los restaurantes de toda la ciudad, que no podrían sobrevivir sin los miles de hispanos ilegales que trabajan en sus cocinas, en Chinatown son los hispanos los que ponen sus músculos a disposición de los comerciantes, o incluso atienden a la cliéntela, como ocurre en las pescaderías de Grand St. Y no son ellos los que aprenden chino sino los chinos los que han optado por aprender español antes que inglés.
En mi barrio, los mexicanos a los que saludo cada mañana no tienen papeles, aunque la mayoría de los chinos tampoco. Y ante la necesidad, se impone lo práctico. "Algo tiene el español que nos resulta más fácil que el inglés. Además los hispanos son mano de obra barata y nos interesa poder comunicarnos con ellos. En Chinatown es más práctico saber español que inglés" me dijo hace unos meses un transportista chino (con acento mexicano!) que me ayudó a descargar el coche en la puerta de casa.
Ahí dejo el dato tras comprar calamares (en español) en la esquina de casa y regatear (en español) con el señor chino de la frutería. Ahora le toca a los sesudos hispanistas darle una vuelta de tuerca a la información. Pero sus conclusiones, cuando lleguen, lo harán tarde: los verdaderos visionarios fueron los dominicanos de la tienda de la esquina de casa, que hace treinta años la bautizaron con el nombre Chinese-Hispanic Grocery, ¿el futuro de Nueva York?
Feb 3, 2009
MICROECONOMIA
Leche? En el deli. Tabaco? En el deli. Papel higiénico? En el deli. Whisky? shhhhhhhhh!!!! Detrás del papel higiénico pero que no te vea nadie. Viagra? Ejem... cómo dice? Así es el 'universo deli'. Nueve años en Nueva York y sigo tropezándome con curiosidades en los delis, esas maravillosas instituciones donde se puede comprar de todo a todas horas, incluida una vela a santa Barbara o un bocadillo recién hecho y detrás de cuyos mostradores dificilmente verás a un estadounidense de raza blanca y sí al resto de representantes de las etnias planetarias.
Hace años descubrí que en el deli de la esquina de mi barrio, apropiadamente llamado Hispanic Chinese Grocery porque Chinatown y el Lower East Side hacen allí frontera, vendían alcoholazo por debajo de la mesa. Al menos así conseguí explicarme por qué a todas horas había borrachos en su puerta. Los delis no tienen licencia para alcohol duro. Tampoco la tienen para vender Viagra pero eso es lo de menos. Esta semana asistí a una muy poco disimulada transacción entre un cliente sonriente y uno de los empleados (dominicano): bolsa de plástico, bote de Viagra, dos pastillas, guiño de ojo, billete de cinco dólares. El empleado me echó una mirada traviesa y trató de hacer como que no pasaba nada. El cliente miró hacia otro lado. Yo sonreí.
La clientela de mi deli es variada, y entre ella hay gente que quiere alcohol a deshoras y hombres que necesitan un chute de química de vez en cuando para que el sexo les cuadre, les funcione o simplemente les dure más. Es parte de lo que los economistas llamarían microeconomía. En estos tiempos de cifras macroeconómicas y crisis más que macro, me gusta mirar al mundo de las pequeñas cosas. El de los grandes números ha colapsado. Habrá que acostumbrarse a ir más al deli.
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